lunes, 23 de julio de 2018

La Campaña Aguiluchos toca a su fin

Una señal inequívoca en los campos de cereal, nos advierte de que el final de la campaña de este año está cerca. Las cosechadoras, dejando su enorme rastro en los trigales, son cada vez más frecuentes en el horizonte. Tras ellas, decenas de cigüeñas blancas se dan un festín de insectos y roedores, pero también de los nidos (con huevos o con pollos) que las cuchillas de estas máquinas siegan al recoger el cereal. 


Cercado alrededor del nido y campo cosechado y empacado.

Empiezan las prisas al recibir los avisos de cosecha por parte de los agricultores, en parcelas dónde hemos localizado nidos. Es urgente llegar a tiempo para colocar el cercado metálico alrededor del nido, que permitirá salvaguardar a tan preciada prole. Unos pollos de aguilucho, que en el caso del Aguilucho cenizo, la especie con mayor grado de catalogación, volarán pronto hacia sus cuarteles de invernada en África. 




Por supuesto, sin el entendimiento con los propietarios de las parcelas, la conservación de los nidos y pollos sería mucho más compleja. Es precisamente el dar a conocer la importancia de conservar a estas aves rapaces, lo que nos ha llevado este año a intentar hacer un mayor esfuerzo de difusión mediante redes sociales. Tanto es así, que en las últimas semanas hemos tenido el placer de que hayan realizado dos reportajes sobre este proyecto y que además hayamos contado con la visita de todo un experto en la materia como es Simon Lee, de Natural England.

Simon Lee durante el anillamiento científico de pollos.

Podéis ver el reportaje que nos hicieron ese día para el programa Tu tiempo de Antonio Brasero, en Antena 3, en el siguiente enlace:





Más cercano en el tiempo, hemos podido disfrutar del reportaje que nos ha grabado nuestro amigo Alberto. Conocedor y colaborador de este proyecto durante los primeros años del mismo, no ha dudado ni un instante, cuándo desde el Grupo local le propusimos si le parecería interesante grabar la labor que realizamos en el marco de la Campaña Aguiluchos. Con mucho esfuerzo por su parte y mucho trabajo de edición, ha preparado un reportaje excepcional del proyecto y cómo suele hacer, también ha querido incluir esos toques de humor que caracterizan a sus vídeos. Vídeos, curiosidades, conocimientos y reportajes que son una parte indispensable de su interesante canal de Youtube, Aventuras Barbudas y que centran especial atención en dar a conocer al público la naturaleza y su conservación.

Podéis ver el reportaje en el siguiente enlace:

Interesantes jornadas que hemos completado con la colocación de cercados metálicos y el anillamiento científico de individuos juveniles.




El duro trabajo de campo toca a su fin, pues la inmensa mayoría de parcelas ya están cosechadas y los pollos de los nidos localizados también han completado prácticamente su desarrollo. Únicamente queda recoger aquellos cercados metálicos que hemos dejado más tiempo para curarnos en salud. Sin embargo, aún queda mucho trabajo de recogida y tratamiento de datos, elaboración de informes y la preparación y envío de las recompensas a todos aquellos que habéis colaborado en el proyecto, aspecto éste que ya hemos empezado hace algunas semanas. También por supuesto, aún falta depurar los errores cometidos esta temporada, con el objetivo de seguir mejorando en las siguientes. 

Todo el esfuerzo realizado a lo largo de los últimos meses es poco, cuándo conseguimos observar escenas como la siguiente imagen, ver volar por fin a los pollos.

Aguilucho cenizo juvenil con marcas alares.

miércoles, 18 de julio de 2018

Ave del Mes: Golondrina daúrica


Este hirundínido es del tamaño y hechuras parecidos a los de su pariente la golondrina común; en vuelo, los  tonos claros del obispillo y movimientos más reposados y circulares le dan un aspecto en cierto modo intermedio entre la golondrina común y el avión común.
Presenta escaso dimorfismo sexual (rectrices externas un poco más largas en los machos). Los juveniles tampoco son muy diferentes; presentan plumaje más apagado, las partes claras más pálidas y las rectrices de la cola más cortas.




Se trata de una especie que ha venido extendiéndose hacia el norte poco a poco desde hace aproximadamente un siglo; al parecer, su primera cita en España fue en 1921 en la provincia de Cádiz, y su primera nidificación  detectada en Francia data de 1965.

Podemos ver a este pajarillo en nuestras latitudes entre marzo y septiembre, con mayor abundancia en el cuadrante suroccidental de la Península; al parecer la población europea inverna en ecosistemas sabanoides africanos alrededor del trópico de Cáncer. En la zona sur de su área de distribución es sedentaria. La podemos encontrar en África y el sur de Eurasia, desde la Península Ibérica hasta Japón

Suele adosar su nido al techo de cuevas o extraplomos naturales, o bien a puentes y otras construcciones humanas. La construcción es muy característica, una cámara globosa con un túnel de acceso, todo ello construido de barro con algún material herbáceo de refuerzo, y ligeramente forrado por dentro con plumas o paja. La anidación suele ser solitaria o en colonias pequeñas, y es menos proclive que la golondrina común a ocupar pueblos habitados.



Ambos miembros de la pareja contribuyen tanto a la construcción del nido como a la incubación y alimentación de las crías. El periodo de cría abarca de abril a septiembre y efectúa dos o a veces tres puestas anuales,  a menudo la primera de ellas antes de que esté terminado el túnel de acceso al nido. Cada nidada consta de tres a seis huevos (generalmente cinco), de color blanco, que son incubados durante 14 o 15 días. Los polluelos se desarrollan en el nido hasta echar a volar a las tres semanas o algo más; después continúan otro tanto volviendo a dormir al nido junto con sus progenitores.
No parece tener muchos enemigos naturales, si bien padece la ocupación de sus nidos por gorriones común y molinero y por el vencejo cafre, especie esta última a cuya expansión parece estar contribuyendo.
A nivel global no parece tener grandes problemas de conservación, si bien la UICN cita como factor de amenaza la competencia de otras especies por sus nidos. Está catalogada en la “Red List” como “least concern”  (preocupación menor); dicha entidad considera probable que la población mundial esté entre diez  y quinientos millones de individuos maduros, lo cual ciertamente no es afinar mucho. En España está incluida en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial.

La especie que nos ocupa fue descrita originalmente bajo el género Hirundo, en el cual lo han mantenido la mayoría de los autores hasta hace pocos años.


El nombre del género, Cecropis, fue propuesto por Fiedrich Boie en 1826, y por lo visto es el que se daba a una de las antiguas tribus de Atenas (y por extensión a las mujeres atenienses en general), supuestamente descendiente de Kékrops, personaje mitológico mitad hombre y mitad serpiente, sin que se nos alcance qué relación pudo Boie atribuir a Kékrops  ni a su cecrópide estirpe  con  las golondrinas.
El epíteto específico, daurica, alude a la región de Dauria, al este del lago Baikal, de donde procedían los ejemplares que dieron lugar a la descripción de la especie. En cuanto a la palabra hirundo, significa “golondrina” en latín.