jueves, 19 de junio de 2025

 

Mirlo acuático europeo

Cinclus cinclus (Linnaeus 1758)

 

Foto: Carlos A. Ramírez

Inglés: White-trhoated Dipper

Francés: Cincle plongeur

La única familia de paseriformes que podemos considerar como verdaderamente acuática es la de los cínclidos, familia que se creía cercanamente emparentada con los fringílidos, pero que probablemente lo esté más con los túrdidos, parca en especies, con único género, compuesto por 3 especies americanas y dos euroasiáticas. Son todas ellas animales rechonchos, de cola corta y alas romas, dotados de huesos poco neumatizados que les ayudan a bucear, glándulas uropigiales muy desarrolladas, que les permiten  una perfecta impermeabilización del plumaje externo, bajo el que disponen de una buena capa de plumón, dotados de  opérculos que cierran los oídos y los orificios nasales  durante la inmersión, cristalino globuloso y córnea plana, adaptados para la visión subacuática, y una capacidad de acumular oxígeno en la sangre mayor que en otras aves, pudiendo bucear durante 15 o 20 segundos e incluso más.





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 Tiene nuestro mirlo acuático 17 a 20 cm de longitud y unos 25 o 30 de envergadura, y alrededor de 60 gramos. Muestran los adultos de ambos sexos idéntico plumaje, en el que destaca una mancha blanca en la garganta y el pecho, con una clara función de comunicación intraespecífica, la cual exhiben ostentosamente empinándose y agachándose para hacerse notar a los congéneres.



Es avecilla totalmente aquerenciada a los ríos y torrenteras de aguas cristalinas y bien oxigenadas, muy sensible a cualquier contaminación que pueda menoscabar el hidrofugado de su plumaje, y por tanto propio de las aguas de montaña y media montaña, donde lo podemos ver buscando los insectos acuáticos de que se alimenta, caminando por aguas someras, nadando, buceando impulsado por las alas, caminando por el fondo o atravesando en vuelo las cascadas una y mil veces, si le da por construir tras ellas el nido. Puede sumergirse hasta un metro de profundidad, y voltea piedrecillas del fondo para rebuscar su alimento. Come gran variedad de invertebrados; raramente alevines, renacuajos o huevos de peces; probablemente sus presas más frecuentes son las larvas de frigáneas o tricópteros, que viven protegidas en estuches que ellas mismas construyen con piedrecitas o palitos, y de los cuales el mirlo acuatico se las apaña para desalojarlas golpeándolos contra las piedras.

Es especie residente en nuestro país, que se desplaza lo justito para eludir la congelación de las aguas de montaña, y para buscar los jóvenes dónde establecer su territorio, tras ser expulsados del paterno.

El inicio de la reproducción empieza en marzo o abril, cría en pareja y construyen el nido ambos cónyuges, siempre cerca del agua, con musgo y hierbecillas, de forma globosa y con entrada lateral, y escondido en algún recoveco del roquedo, de algún tronco o entre los mampuestos de algún dique o puente.

Foto: Carlos A. Ramírez

Foto: Carlos A. Ramírez

Saca habitualmente dos nidadas al año. Los huevos son blancos y se depositan normalmente de tres a seis en cada puesta, siendo la primera más numerosa que la segunda; son incubados durante unos 16 días, casi en exclusiva por la hembra, mientras que la ceba de los polluelos la efectúan ambos progenitores. Aguantan los polluelos en el nido alrededor de tres semanas, y saldrán con un plumaje grisáceo y moteado menos contrastado que el de los adultos; para el otoño habrán realizado una muda postjuvenil incompleta, tras la cual apenas se diferenciarán ya de los adultos por tener puntitas blancas en las plumas del vientre y en algunas de las alas.


Se cree que la población reproductora de Europa es de entre un cuarto y medio millón de adultos, con tendencia decreciente. A nivel global, la Lista Roja de la UICN estimó en 2018 entre 700.000 y 1.700.000 adultos, también con tendencia decreciente, aunque todavía clasificado como “Least Concern”. Es especie protegida por la normativa española en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.

Parece ser que las principales causas de amenaza derivan de la contaminación de las aguas, y en menor medida de las molestias causadas por las actividades recreativas en la época de reproducción.

Fue descrita y nombrada la especie por Linneo en su archimencionada décima edición del Systema Naturae; debe citarse su autoría entre paréntesis para significar que describió la especie bajo un género distinto al actualmente reconocido; en concreto la adscribió al género Sturnus, actualmente reservado a los estorninos. Tomó para la denominación de la especie una palabra clásica de origen griego, Kinklos, que ya Aristóteles utilizó para nombrar a algún pajarillo de hábitos acuáticos o ribereños, aunque no es seguro que se refiriera al propio mirlo acuático.

 

Foto: Carlos A. Ramírez


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