sábado, 20 de septiembre de 2025

AVE DEL MES septiembre 2025

 


Papamoscas gris Muscicapa striata (Pallas, 1764)

Inglés: Soptted Flycatcher

Francés: Gobemouche gris

Estos días puede observarse con relativa facilidad por los parques de esta nuestra ciudad de Salamanca a este simpático insectívoro que, una vez terminada la época de cría, anda por aquí migrando poquito a poquito, priorizando alimentarse en condiciones para rellenar sus reservas de grasa, por ser el viaje largo y el pajarillo pequeño, y así se le ve apostado en árboles, cables o alambradas, posado en posición erguida, a la espera  de que pase cerca algún insecto de buen tamaño de los que se alimenta (típulas, mariposas,  o moscardones), para lanzarse a cazarlo al vuelo, y volver varias veces al mismo posadero o a otro cercano, sin bajar al suelo más que en contadísimas ocasiones, probablemente para recoger alguna presa que se haya dejado caer. El observador avisado distingue fácilmente desde lejos este modus operandi, bien diferente de los movimientos más continuados y erráticos de los mosquiteros o el papamoscas cerrojillo. 

Foto: José Vicente

Foto: José Vicente

Es nuestro invitado de este mes casi del tamaño de un gorrión (mide unos 14 cm de longitud), de plumaje grisáceo parduzco por encima y más blanquecino por debajo, sin rasgos llamativos, pero que visto de cerca muestra pequeñas estrías oscuras en la cabeza y algo más grandes y difusas el pecho, sin ningún dimorfismo sexual apreciable, y cuyos juveniles se distinguen de cerca por tener el dorso y coberteras alares un poco más moteados de claro y el pecho de oscuro.   

Cría por prácticamente toda Europa, buena parte del Asia templada y una pequeña banda en el norte de África, y es migrador transahariano, obligado por la ausencia de insectos voladores en el invierno de las latitudes templadas y boreales. La subespecie que habita la Península Ibérica es la nominal.

Foto: José Vicente

Las subespecies que crían en Baleares (balearica) y en Córcega y Cerdeña (tyrrhenica), se ha comprobado que están muy emparentadas entre sí pero poco con las demás, por lo que son escindidas en una especie aparte, aceptada por algunos y por otros no, bajo la denominación de Muscicapa tyrrhenica Schiebel, 1910, o papamoscas mediterráneo.

Si alguien quiere conocer las diferencias (aviso: sólo apto para observadores meticulosos), y de paso conocer citas de Sicilia y la costa occidental de la Península Itálica, puede consultar el siguiente trabajo:

https://www.researchgate.net/publication/350558866_STATUS_OF_THE_MEDITERRANEAN_FLYCATCHER_MUSCICAPA_TYRRHENICA_SCHIEBEL_1910_Aves_Muscicapidae_IN_SICILY

Empiezan a asentarse nuestros papamoscas grises para criar ya bien avanzada la primavera, y construyen el nido en casi cualquier sitio que les dé un poco de escondite y amparo contra los meteoros, ya sea en alguna cavidad de un árbol o un muro, no muy cerradas, o a cubierto de algún alero, cobertizo o cualquier construcción. La puesta suele ser de cuatro o cinco huevos; para la incubación se citan datos variables entre 10 y 17 días, con un promedio de unos trece; en cualquier caso parece que la eclosión está bastante sincronizada, eclosionando todos los huevos de la nidada en el periodo de 24 horas. Colaboran activamente ambos progenitores en la ceba de los polluelos, y se ha comprobado que lo hacen seleccionando presas de tamaño, en promedio, mayor que las que ellos mismos consumen, lo cual tiene su lógica, teniendo en cuenta que para  el alimento que proporciona un insecto pequeño, puede merecer la pena el esfuerzo de capturarlo, pero quizá no el añadido de transportarlo hasta el nido, y que siempre aportan al nido los insectos de uno en uno, a diferencia de lo que hacen los vencejos o las golondrinas, que acumulan números elevados de pequeños insectos en sus bocas (se habla de más de 1000 en el caso de los vencejos) antes de llevarlos a su prole. Permanecen los polluelos del orden de trece días en el nido, y dependen aproximadamente otro tanto de las cebas paternas. A veces se produce una segunda nidada, ya bien entrado el verano.



Foto: José Vicente

Foto: José Vicente

Parece ser que se trata de una especie altamente filopátrica, según se desprende de los datos de anillamiento. Después de las migraciones, no sólo los adultos vuelven recurrentemente a los mismos lugares de anidación a reutilizar sus propios nidos si han soportado el paso del invierno, sino que los jóvenes suelen volver a los mismos lugares donde nacieron.

La UICN lo cataloga como “preocupación menor”, con estimación de entre 54 y 84 millones de adultos reproductores y tendencia decreciente; en España está protegido por el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, o “LESPRE”, sin catalogarlo como amenazado.

Foto: José Vicente

La especie fue descrita por Peter Simon Pallas en 1764, inicialmente bajo la denominación de Motacilla striata, pese a que el género Muscicapa había sido ya propuesto cuatro años antes por Brisson.

Fue este Pallas un reputado y polifacético naturalista de origen berlinés, que desarrolló casi toda su carrera en Rusia como profesor de la Academia de Ciencias de San Petersburgo bajo los auspicios de la emperatriz Catalina la Grande, y entre cuyos méritos figura el haber dirigido una fructífera expedición de exploración científica de seis años desde los Urales hasta los confines orientales de Siberia, y al que se homenajea dando su nombre a diversas especies de vertebrados, entre ellas el gato de Pallas, pequeño felino peludo y robusto, adaptado al inhóspito clima del Tíbet y las estepas y semidesiertos de Siberia y Mongolia.


miércoles, 27 de agosto de 2025

AVE DEL MES agosto 2025

Águila perdicera Aquila fasciata Vieillot, 1822

Foto: Carlos A. Ramírez

Inglés: Bonelli’s Eagle

Francés: Aigle de Bonelli

 

Es el águila perdicera o de Bonelli, a veces llamada águila-azor perdicera, una rapaz de alrededor de 70 cm. de largo, y en torno a los dos kg., mayores las hembras que los machos como es habitual en las aves de rapiña, y con envergadura de metro y medio o metro y tres cuartos.
Es especie sedentaria y habita en el sur de Eurasia, desde la Península Ibérica hasta el extremo Oriente, y en el noroeste de África. No se reconocen subespecies.
Tienen los adultos un plumaje de tonos marronuzcos, a veces bastante grisáceos, que predominan en las alas y motean el resto del cuerpo sobre fondo blanquecino; con una mancha blanca de extensión variable en el dorso; la cantidad de oscuro varía bastante según los individuos, y  en promedio viene siendo menor en los machos.
 
Hasta hace no mucho incluida con la calzada (y con otras ajenas a nuestra fauna) en el género Hieraaetus, los estudios de ADN indican que debe separarse de dicho género y reasignarse a Aquila, dado que al parecer no sólo está más próxima evolutivamente a este último, sino que está más cercana al águila real que, por ejemplo, las imperiales. 
En España es más abundante hacia el sur de la Península que hacia el norte; de 700 y pico parejas territoriales que se detectaron en el censo de 2018, algo más de 300 correspondían a Andalucía.  En la provincia de Salamanca tenemos al parecer 8 o 10 parejas, acantonadas en la zona de las Arribes.

No es tan perdicera como indica su nombre, ya que caza de todo un poco, dependiendo de la abundancia. Es más que nada conejera donde se lo puede permitir, y captura cantidades apreciables de palomas, córvidos, roedores, lagartos y gaviotas; de modo que, en conjunto, probablemente hace a la perdiz más beneficio que perjuicio controlando  los depredadores de sus nidadas. Es de las raras especies de rapaces en las que se ha constatado caza cooperativa de ambos miembros de la pareja.
Cría en terrenos accidentados donde encuentre cortados en los que anidar; más raramente lo hace en árboles o en torretas eléctricas.
El nido es una torre de ramas de hasta metro y medio o más de ancho y de alto, un poco acolchada con hierbas y ramillas finas o pinocha, y lo construye la hembra a su gusto con materiales que aportan entre los dos.

Video: Carlos Aldea

Pone dos huevos, más raramente uno o tres, blanquecinos con algunas motitas oscuras, y los incuban ambos progenitores, pero más la hembra, durante 37 a 40 días.  La eclosión es casi sincrónica; aguantan los pollos en el nido algo más de dos meses, y otros dos o tres en el territorio de los padres antes de dispersarse. Tienen para entonces una librea casi enteramente marrón, y tardarán unos cuatro años en alcanzar de forma progresiva el plumaje de adultos.

Padece un decrecimiento poblacional grave desde finales del siglo pasado, que apenas está remitiendo en los últimos años, sin haber llegado entrar en fase de recuperación. Son sus principales amenazas los tendidos eléctricos, la persecución directa (disparos, venenos, etc.), las molestias humanas, la transformación del hábitat y la competencia por los cantiles de anidación con una población creciente de buitre leonado. También puede resentirse de la escasez de conejos donde la neumonía hemorrágica vírica atiza fuerte, y de la enemistad con el águila real y el búho real.
La UICN le reconoce una tendencia decreciente, si bien le asigna todavía la categoría de “Least Concern”, y estima una población mundial de entre 20.000 y 50.000 adultos.
Para la legislación española, está incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas, con la categoría de “vulnerable”.
La especie fue descrita en 1822 por  Luis Pierre Viellot; se dice que el epíteto específico de “fasciata”, de etimología latina, alude a la banda terminal de la cola. El nombre de “águila de Bonelli” homenajea al colector del espécimen tipo de la especie, el naturalista italiano Franco Andrea Bonelli, renombrado ornitólogo y entomólogo, que fue profesor de Zoología en la Universidad de Turín y conservador del Museo de Historia Natural de dicha Ciudad. El género Hieraaetus, en el que actualmente se mantiene el águila calzada pero no la perdicera, fue descrito en 1844, y es de etimología griega, significando “hiera”, halcón y “aetos”, águila.
   

 
 
 

 

jueves, 24 de julio de 2025

AVE DEL MES julio 2025



 

Martín pescador

Alcedo atthis (Linnaeus, 1758)

Foto: Germán Fraile

Inglés: Common Kingfisher

Francés: Martin-pêcheur

Es el alción o alcedón, que de ambas formas debemos llamarlo para no empobrecer el vocabulario de nuestro idioma, una avecilla de unos 17 cm de longitud y 35 gramos de peso (o sea, que es del tamaño de un gorrión o poquito más), y parece una joya de colores iridiscentes y vistosos, que, no obstante, puede, mientras acecha a sus presas, camuflarse relativamente bien mimentizando sus brillantes y azulverdosas partes dorsales contra el agua y las ventrales contra la orilla, de modo que la mayoría de las veces que se le ve es cuando se desplaza en vuelo potente y rectilíneo sobre la superficie del agua.

Es el único representante europeo de la Familia de los Alcedinidae, perteneciente al Orden de los Coraciiformes.



Su distribución abarca desde el oeste de Europa y Canarias hasta Japón y el norte de Oceanía.

Difiere la hembra adulta del macho, y de los juveniles de ambos sexos, por tener la gnatoteca, o pieza inferior del pico, de tono anaranjado en lugar de negruzco.

Las patas son cortas, de intenso color rojo coralino en los adultos en época reproductora, y pardo grisáceas oscuras en los juveniles, y los pies son característicos por tener el segundo dedo muy corto y el tercero y cuarto soldados hasta gran parte de su longitud.

Su alimentación se basa en un 60 o 70% en pececillos diminutos, pero a menudo enormes en comparación con su tamaño; los captura lanzándose como un dardo desde una percha si la tiene, y si no, en vuelo cernido; en cualquier caso con la sorprendente habilidad de corregir el efecto óptico de la refracción del agua, y con tan perfecta hidrodinámica que ha sido una de las especies estudiadas e imitadas en el diseño del “tren bala” japonés.

https://seo.org/la-increible-historia-del-martin-y-el-tren-bala-nipon/

Se traga los peces enteros, tras golpearlos contra el posadero, y siempre a favor de escama. Completa su alimentación con insectos acuáticos, renacuajos, gusanos y bichejos similares. Expelen egagrópilas formadas en su mayor parte por escamas, y en menor medida por restos quitinosos de insectos.

Foto: Carlos A. Ramírez




Es ave sedentaria donde las heladas se lo permiten, y donde no, se desplaza río abajo hasta donde se pueda alimentar, o realiza migraciones más importantes en el caso de las poblaciones más norteñas para invernar en el sur de Eurasia o en el norte de África.



Crían al fondo de túneles que ellos mismos excavan en los taludes de los ríos, a veces hasta de un metro de profundidad, en cuyo fondo establecerán la cámara de cría, sin aportar más material de acolchado que los restos de alimentos que no retiran o lo hacen con negligencia.

Suelen hacer dos puestas anuales, raramente hasta tres, cada una de ellas de media docena de huevos en promedio, de color blanco impoluto y casi esféricos. Son incubados por ambos progenitores durante unos 19 a 22 días. 


Foto: Germán Fraile


Nos cuenta el capítulo 74 de El hombre y la tierra cómo comienza la época reproductora con el macho camelando a la hembra con regalos de peces, seleccionaos por su tamaño y vistosidad, excavando el túnel en cuyo fondo anidarán, y defendiéndolo con denuedo de los intentos de usurpación de los abejarucos, cómo las cópulas son rápidas, de menos de un segundo; nos informa de que ambos consortes incuban, haciendo el macho el turno de noche y la hembra el de día; nos ilustra muy gráficamente cómo los polluelos, de admirables tragaderas, son cebados desde los primeros días con pececillos casi tan largos como ellos, lo que no impide que los traguen enteros, y que el adulto entrega la ceba desde el final del túnel al pollo que está esperando en la cámara de cría tras haberse impuesto a sus hermanos menos hambrientos, y cómo sale después marcha atrás por el propio túnel; y cómo a menudo construyen galerías adicionales para despistar a culebras y comadrejas.

 
Foto: Carlos A. Ramírez
Foto: Carlos A. Ramírez 

Nacen los polluelos desprovistos de plumón; a los 11 días empiezan a crecerles las plumas y hacia los 23 salen de su cubículo natal. La mortalidad en los primeros días de vida exerior es grande, siendo víctimas de la depredación y de su inexperiencia al pescar; se cree que muchos se ahogan antes de llegar a dominar la técnica, por sumergirse demasiadas veces sin dejar secar el plumaje. Se ha estimado que sólo un 30% de los pollos superan esta primera fase crítica.

Foto: Carlos A. Ramírez
Foto: Carlos A. Ramírez




La Lista Roja de la UICN estima en 2024 una población mundial de entre 716,000-1,760,000 adultos y le atribuye la categoría “preocupación menor”, con tendencia decreciente. Entre sus amenazas está la contaminación de las aguas con efluentes industriales y contaminación agrícola difusa, el desbroce de cauces y la persecución directa para protección de la pesca. En las latitudes norteñas son drásticos los inviernos rigurosos con heladas repentinas que no les dan tiempo a emigrar.

Foto: Germán Fraile

La legislación española lo incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.

La especie fue descrita por Linneo, si bien bajo la denominación de Gracula atthis. Alcedo-alcedinis es el nombre latino con el que ya desde antiguo se denominaba, mientras que Atthis era una doncella de la mitología griega, habitante de Lesbos de singular belleza, según unos, o hija de un rey de Atenas, según otros.

 

jueves, 19 de junio de 2025

AVE DEL MES junio 2025

 

Mirlo acuático europeo

Cinclus cinclus (Linnaeus 1758)

 

Foto: Carlos A. Ramírez

Inglés: White-trhoated Dipper

Francés: Cincle plongeur

La única familia de paseriformes que podemos considerar como verdaderamente acuática es la de los cínclidos, familia que se creía cercanamente emparentada con los fringílidos, pero que probablemente lo esté más con los túrdidos, parca en especies, con único género, compuesto por 3 especies americanas y dos euroasiáticas. Son todas ellas animales rechonchos, de cola corta y alas romas, dotados de huesos poco neumatizados que les ayudan a bucear, glándulas uropigiales muy desarrolladas, que les permiten  una perfecta impermeabilización del plumaje externo, bajo el que disponen de una buena capa de plumón, dotados de  opérculos que cierran los oídos y los orificios nasales  durante la inmersión, cristalino globuloso y córnea plana, adaptados para la visión subacuática, y una capacidad de acumular oxígeno en la sangre mayor que en otras aves, pudiendo bucear durante 15 o 20 segundos e incluso más.





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 Tiene nuestro mirlo acuático 17 a 20 cm de longitud y unos 25 o 30 de envergadura, y alrededor de 60 gramos. Muestran los adultos de ambos sexos idéntico plumaje, en el que destaca una mancha blanca en la garganta y el pecho, con una clara función de comunicación intraespecífica, la cual exhiben ostentosamente empinándose y agachándose para hacerse notar a los congéneres.



Es avecilla totalmente aquerenciada a los ríos y torrenteras de aguas cristalinas y bien oxigenadas, muy sensible a cualquier contaminación que pueda menoscabar el hidrofugado de su plumaje, y por tanto propio de las aguas de montaña y media montaña, donde lo podemos ver buscando los insectos acuáticos de que se alimenta, caminando por aguas someras, nadando, buceando impulsado por las alas, caminando por el fondo o atravesando en vuelo las cascadas una y mil veces, si le da por construir tras ellas el nido. Puede sumergirse hasta un metro de profundidad, y voltea piedrecillas del fondo para rebuscar su alimento. Come gran variedad de invertebrados; raramente alevines, renacuajos o huevos de peces; probablemente sus presas más frecuentes son las larvas de frigáneas o tricópteros, que viven protegidas en estuches que ellas mismas construyen con piedrecitas o palitos, y de los cuales el mirlo acuatico se las apaña para desalojarlas golpeándolos contra las piedras.

Es especie residente en nuestro país, que se desplaza lo justito para eludir la congelación de las aguas de montaña, y para buscar los jóvenes dónde establecer su territorio, tras ser expulsados del paterno.

El inicio de la reproducción empieza en marzo o abril, cría en pareja y construyen el nido ambos cónyuges, siempre cerca del agua, con musgo y hierbecillas, de forma globosa y con entrada lateral, y escondido en algún recoveco del roquedo, de algún tronco o entre los mampuestos de algún dique o puente.

Foto: Carlos A. Ramírez

Foto: Carlos A. Ramírez

Saca habitualmente dos nidadas al año. Los huevos son blancos y se depositan normalmente de tres a seis en cada puesta, siendo la primera más numerosa que la segunda; son incubados durante unos 16 días, casi en exclusiva por la hembra, mientras que la ceba de los polluelos la efectúan ambos progenitores. Aguantan los polluelos en el nido alrededor de tres semanas, y saldrán con un plumaje grisáceo y moteado menos contrastado que el de los adultos; para el otoño habrán realizado una muda postjuvenil incompleta, tras la cual apenas se diferenciarán ya de los adultos por tener puntitas blancas en las plumas del vientre y en algunas de las alas.


Se cree que la población reproductora de Europa es de entre un cuarto y medio millón de adultos, con tendencia decreciente. A nivel global, la Lista Roja de la UICN estimó en 2018 entre 700.000 y 1.700.000 adultos, también con tendencia decreciente, aunque todavía clasificado como “Least Concern”. Es especie protegida por la normativa española en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.

Parece ser que las principales causas de amenaza derivan de la contaminación de las aguas, y en menor medida de las molestias causadas por las actividades recreativas en la época de reproducción.

Fue descrita y nombrada la especie por Linneo en su archimencionada décima edición del Systema Naturae; debe citarse su autoría entre paréntesis para significar que describió la especie bajo un género distinto al actualmente reconocido; en concreto la adscribió al género Sturnus, actualmente reservado a los estorninos. Tomó para la denominación de la especie una palabra clásica de origen griego, Kinklos, que ya Aristóteles utilizó para nombrar a algún pajarillo de hábitos acuáticos o ribereños, aunque no es seguro que se refiriera al propio mirlo acuático.

 

Foto: Carlos A. Ramírez


domingo, 25 de mayo de 2025

AVE DEL MES mayo 2025

Abubilla

Upupa epops, Linnaeus 1758

Inglés: Hoopoe

Francés: Huppe fascié


Se asoma hoy a estas líneas un protagonista que se clasifica en el único género existente de la familia de los Upupidae, la cual a su vez se integra, junto con los cálaos, en el Orden de los Bucerotiformes, que ahora se estila escindirlo de los Coraciiformes en los que hace no mucho se solía incluir como Suborden.

Es la única especie viviente de la familia o casi, según se mire. Últimamente es frecuente segregar de ella la abubilla de Madagascar (Upupa marginata), e infrecuente hacer lo propio con Upupa epops africana, que habita en África, desde más o menos el Ecuador hacia el sur.



Foto: Carlos A. Ramírez


25 a 30 cm mide y 60 o 70 gramos pesa.  No tiene variaciones conspicuas del plumaje por sexos ni edades; salvo pequeñas matizaciones de tono, tiene desde su primer plumaje igual color, igual patrón e igual penacho en la cabeza de plumas eréctiles según su estado de excitación.

Se comportan las abubillas europeas mayoritariamente como migradoras transaharianas, aunque no faltan las que se quedan a invernar en las zonas cálidas del sur y este de la Península Ibérica, mientras que las siberianas invernan en Asia meridional.

Foto: Javier Macías

Es ave propia de zonas más bien  secas, que tiende a evitar las zonas de clima atlántico, montañas y zonas en general de alta pluviosidad estival. Se dice que no necesita realmente agua para beber, porque puede obtener la suficiente de su dieta insectívora, ni para asearse porque lo hace con baños de polvo. 

Foto: Carlos A. Ramírez

Se busca la vida hurgando en el suelo, el mantillo o el estiércol con el pico en busca de insectos grandes, incluyendo pupas de procesionaria del pino, otros invertebrados y alguna que otra lagartija.


Emite el macho en la época de celo su conocido bup-bup-bup, generalmente de tres sílabas, pero a veces de dos o de cuatro; se ha comprobado experimentalmente que la longitud promedio con que emite un macho este reclamo lleva correlación positiva con su estado fisiológico y su potencial reproductor, y así lo entienden también las hembras al elegir pareja.

Foto: Germán Fraile

Efectúa la puesta de unos 6 a 8 o incluso 10 huevos en algún tronco hueco, pedriza o recoveco de una construcción, donde acumulan un poco de mullique con los restos quitinosos de su alimento y alguna hierbecilla o plumas, pero nada que se parezca a un nido estructurado. La incubación la realiza la hembra, y empieza desde la puesta de los primeros huevos, siendo por tanto la eclosión asíncrona, aproximadamente a los 17 días de cada huevo, lo que prácticamente supone la muerte de los últimos polluelos, a menos que se den muy bien las cosas. A veces puede sacar dos polladas en una temporada pero no es lo habitual.

 

La puesta se suele efectuar en lugares a poca altura, y la defienden con olores pestilentes. Tienen los machos adultos , y las hembras fuera de época de cría, la secreción grasa de las glándulas uropigiales inodora y transparente, pero en las hembras en época de cría y en los pollos, se vuelve tal secreción más abundante, oscura y fétida, debido a la acción de bacterias mutualísticas que proliferan en las glándulas, y con esta secreción unta también la hembra los huevos, para los que al parecer tiene una función germicida, y los va tornando de azulados a marronuzcos según avanza la incubación. La acumulación de excrementos en los nidos contribuye también a la pestilente defensa, y si aún así asoma la nariz algún depredador, son los pollos proclives a darle la espalda y bombardearle proactivamente con sus deyecciones.  Un mes escaso suelen permanecer los pollos en su cubículo natal, y otros 8 o 10 días andarán por ahí siendo alimentados por los adultos hasta saber apañarse solos.

Foto: Carlos A. Ramírez

Se cree que la población mundial puede andar por los 5 o 10 millones de individuos, de los cuales más o menos la mitad es la población reproductora de Europa. Se considera la abibilla común como de población decreciente por la UICN, aunque catalogada como “preocupación menor”, mientras que su pariente malgache parece tener población estable. La legislación española la protege incluyéndola en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin otorgarle catalogación de amenazada.

Foto: Javier Macías

La especie fue descrita por Linneo, asignándole como nombre genérico el latino de origen claramente onomatopéyico que ya utilizaban los clásicos, mientras que épops es el que le daban los griegos. El nombre español, abubilla, procede del diminutivo de upupa.

Foto: Carlos A. Ramírez