Mirlo acuático europeo
Cinclus cinclus (Linnaeus 1758)
Inglés: White-trhoated Dipper
Francés: Cincle plongeur
La única familia de paseriformes que podemos considerar como verdaderamente acuática es la de los cínclidos, familia que se creía cercanamente emparentada con los fringílidos, pero que probablemente lo esté más con los túrdidos, parca en especies, con único género, compuesto por 3 especies americanas y dos euroasiáticas. Son todas ellas animales rechonchos, de cola corta y alas romas, dotados de huesos poco neumatizados que les ayudan a bucear, glándulas uropigiales muy desarrolladas, que les permiten una perfecta impermeabilización del plumaje externo, bajo el que disponen de una buena capa de plumón, dotados de opérculos que cierran los oídos y los orificios nasales durante la inmersión, cristalino globuloso y córnea plana, adaptados para la visión subacuática, y una capacidad de acumular oxígeno en la sangre mayor que en otras aves, pudiendo bucear durante 15 o 20 segundos e incluso más.
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Es avecilla totalmente aquerenciada a los ríos y torrenteras
de aguas cristalinas y bien oxigenadas, muy sensible a cualquier contaminación
que pueda menoscabar el hidrofugado de su plumaje, y por tanto propio de las
aguas de montaña y media montaña, donde lo podemos ver buscando los insectos
acuáticos de que se alimenta, caminando por aguas someras, nadando, buceando
impulsado por las alas, caminando por el fondo o atravesando en vuelo las
cascadas una y mil veces, si le da por construir tras ellas el nido. Puede
sumergirse hasta un metro de profundidad, y voltea piedrecillas del fondo para
rebuscar su alimento. Come gran variedad de invertebrados; raramente alevines,
renacuajos o huevos de peces; probablemente sus presas más frecuentes son las
larvas de frigáneas o tricópteros, que viven protegidas en estuches que ellas
mismas construyen con piedrecitas o palitos, y de los cuales el mirlo acuatico
se las apaña para desalojarlas golpeándolos contra las piedras.
Es especie residente en nuestro país, que se desplaza lo
justito para eludir la congelación de las aguas de montaña, y para buscar los
jóvenes dónde establecer su territorio, tras ser expulsados del paterno.
El inicio de la reproducción empieza en marzo o abril, cría
en pareja y construyen el nido ambos cónyuges, siempre cerca del agua, con
musgo y hierbecillas, de forma globosa y con entrada lateral, y escondido en
algún recoveco del roquedo, de algún tronco o entre los mampuestos de algún
dique o puente.
Foto: Carlos A. Ramírez |
Foto: Carlos A. Ramírez |
Saca habitualmente dos nidadas al año. Los huevos son
blancos y se depositan normalmente de tres a seis en cada puesta, siendo la
primera más numerosa que la segunda; son incubados durante unos 16 días, casi
en exclusiva por la hembra, mientras que la ceba de los polluelos la efectúan
ambos progenitores. Aguantan los polluelos en el nido alrededor de tres
semanas, y saldrán con un plumaje grisáceo y moteado menos contrastado que el
de los adultos; para el otoño habrán realizado una muda postjuvenil incompleta,
tras la cual apenas se diferenciarán ya de los adultos por tener puntitas
blancas en las plumas del vientre y en algunas de las alas.
Se cree que la población reproductora de Europa es de entre un cuarto y medio millón de adultos, con tendencia decreciente. A nivel global, la Lista Roja de la UICN estimó en 2018 entre 700.000 y 1.700.000 adultos, también con tendencia decreciente, aunque todavía clasificado como “Least Concern”. Es especie protegida por la normativa española en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.
Parece ser que las principales causas de amenaza derivan de
la contaminación de las aguas, y en menor medida de las molestias causadas por
las actividades recreativas en la época de reproducción.
Fue descrita y nombrada la especie por Linneo en su
archimencionada décima edición del Systema Naturae; debe citarse su autoría
entre paréntesis para significar que describió la especie bajo un género
distinto al actualmente reconocido; en concreto la adscribió al género Sturnus,
actualmente reservado a los estorninos. Tomó para la denominación de la especie
una palabra clásica de origen griego, Kinklos, que ya Aristóteles utilizó para
nombrar a algún pajarillo de hábitos acuáticos o ribereños, aunque no es seguro que se
refiriera al propio mirlo acuático.
Foto: Carlos A. Ramírez |