Campaña Aguilucho

     En el año 2006 se realizaron los últimos censos en España de aguilucho lagunero, pálido y cenizo en los que participamos muchos de los integrantes de grupo local de Salamanca. Al publicarse los resultados, algunos de nosotros empezamos a sospechar que el estatus, comportamiento y tamaño de las poblaciones de estas especies no era suficientemente conocido en nuestra provincia. Esto, unido a la importante problemática de conservación que planteaban, nos hicieron considerar toda una serie de actuaciones que desembocaron, finalmente, en la CAMPAÑA AGUILUCHO, iniciada en el año 2009.



      En la provincia de Salamanca están presentes las tres especies reproductoras de aguiluchos de la península ibérica.

Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus):

     Residente y reproductor, es fácil de localizar en cualquier zona húmeda de la provincia. En el año 2006 se determinó que la población reproductora era de 3 parejas. Actualmente, la población conocida asciende a 36 parejas, de las cuales tenemos constancia que en 2012 fueron de nidificación segura 18. El resto son de nidificación probable, pues aunque no se encontró el nido, ya que en muchas ocasiones se situaba en lugares inaccesibles, se encontraron indicios claros de reproducción. Este incremento, se debe tanto a una evolución positiva de la especie como a un concienzudo esfuerzo de muestreo.
Hembra de Aguilucho lagunero. Foto: Miguel Rouco.

Aguilucho pálido (Circus cyaneus):

     Invernante, con algunas parejas reproductoras, en torno a 8 según del citado censo del año 2006. Se distribuye por toda la provincia de manera irregular excepto por las sierras. En este momentos carecemos de datos exactos de su tendencia poblacional, aunque todo parece indicar que se mantiene estable.
Macho de Aguilucho pálido. Foto: J.L. Gómez de Francisco

Aguilucho cenizo (Circus pygargus):

     De fenología estival, sus poblaciones están ampliamente distribuidas por toda la provincia, a excepción de las Sierras del sur, siendo más abundante en las estepas cerealistas del norte y el este de la provincia. En el censo del año 2006 se estimaron 124 parejas reproductoras, con un máximo de 170 y un mínimo de 90.

Macho de aguilucho cenizo. Foto: Ángel González.

      La conservación de las poblaciones de aguilucho cenizo y pálido es el primer objetivo de las sucesivas campañas. Evitar la destrucción de nidos y puestas es el fin primordial de nuestras actuaciones. El hombre y sus prácticas agrícolas modernas, han dejado a estas aves en una situación de grave indefensión. Los nidos construidos en el suelo son destruidos por las cosechadoras, puesto que el ciclo productivo de cereal se ha adelantado considerablemente los últimos años. Peor aún, la conducta malintencionada y vil de personas que envenenan el campo y de actos más macabros todavía como matar pollos en los nidos. Este comportamiento está tipificado por el Código Penal como delito y es el deber de todo ciudadano denunciarlo. La predación natural y los perros son también, en menor medida, otros factores de riesgo. Sobre estos, sin embargo, es muy difícil actuar.
 
     Íntimamente ligado a este objetivo, está difundir en el ámbito rural los beneficios de unas buenas poblaciones de aguiluchos. Dar a conocer estas aves a la población es el mejor modo de implicarla activamente en su conservación. Nadie mejor que ella puede hacerlo puesto que es la que está en contacto directo y constante con ellos. En este sentido, la colaboración y ayuda de los agricultores ha venido siendo decisiva y fundamental.
     En tercer lugar, existe un objetivo científico en el programa consistente en el marcaje de individuos para conocer datos de su fenología, tasas de retorno y en general, tener un mejor conocimiento de la especie en Salamanca.
   
Mapa de localización de la zona de actuación.

     Respecto del aguilucho lagunero, si bien no tiene estos problemas de conservación, su población ha estado claramente infravalorada, por lo que el objetivo primordial es conocer su densidad y distribución para proteger su hábitat junto con la recolección de datos biológicos de la especie mediante el marcaje de individuos.

      El trabajo de campo comienza en el mes de marzo cuando empezamos las prospecciones de territorios de Aguilucho lagunero en busca de indicios que nos puedan hacer pensar en la existencia de una pareja reproductora. Se han rastreado concienzudamente 20 zonas húmedas con capacidad potencial para albergar alguna pareja. Por norma, entre finales de abril y primeros de mayo las parejas están formadas, por lo que en ese momento se procede a marcar mediante GPS la ubicación del nido.


Voluntarios propectando un territorio de aguilucho lagunero. Foto: Ángel González.

    Coincidiendo temporalmente, empiezan a llegar los primeros aguiluchos cenizos a la provincia. Al principio tienen una distribución muy irregular pero, conforme avanza el mes de mayo, poco a poco se empiezan a asentar en sus zonas de cría. La campaña de aguilucho pálido y cenizo se centra en las comarcas de la Armuña y El Campo de Peñaranda, aunque también se realizan puntualmente actuaciones fuera de este ámbito territorial. Localizar el nido de una pareja, supone un tremendo esfuerzo y grandes dosis de paciencia, puesto que al realizar la puesta dentro de grandes campos de cereal, es muy difícil encontrar referencias para su localización.

Aguilucho lagunero.

Aguilucho pálido.

Aguilucho cenizo.

     El mes de junio es, sin duda, el más importante dentro de la campaña. A primeros de mes hay que referenciar los nidos de pálido y cenizo en los cuales ya encontramos las primeras puestas. Simultáneamente hay que controlar la evolución de aguiluchos laguneros, puesto que muchos de ellos ya tienen pollos con tamaño suficiente para ser marcados. Las primeras cosechadoras están en el campo pues cada vez se recoge más cereal en verde para asegurar un mínimo de resultados.
     Una vez que el agricultor que explota el terreno nos da permiso, se protege el nido mediante la instalación de un vallado metálico que evitará la predación del nido y que los pollos mueran debido a las cosechadoras cuando se recoja el cereal. El nido se protege, adicionalmente, dejando un rodal alrededor sin recolectar de unos doce metros cuadrados. En este momento, el contacto y la colaboración con los agricultores es decisivo, pues no sólo nos informan de la evolución de la cosecha, sino que también nos comunican nuevas parejas o territorios que muchas veces desconocemos.

Hembra de Aguilucho cenizo entrando en el nido con cercado. Foto: Majulada.
     En la segunda quincena de junio vuelan gran parte de los aguiluchos laguneros, los cenizos y pálidos han crecido para ser marcados y están más indefensos que nunca pues la mayoría de la siega ya se ha realizado y están más desprotegidos. Se trabaja muchas veces contra reloj puesto que se acumula el trabajo; marcaje de pollos, localización tardía de alguna pareja, conversaciones con los agricultores, denuncias al SEPRONA cuando aparecen cadáveres en circunstancias sospechosas, etc.

Marcando pollo de Aguilucho cenizo. Foto: Miguel Blanco.
     Ya en julio, los pollos que sobreviven en su mayoría vuelan, aunque siempre hay algún rezagado. Es el momento de hacer balance, recoger los materiales y pagar a los agricultores las compensaciones comprometidas por dejar el rodal sin cosechar.
 
     Los resultados de las campañas han sido dispares, pero los objetivos que nos planteamos se están cumpliendo en mayor o menor medida. Nuestro conocimiento sobre las especies son cada día mayores y nuestra forma de actuación deviene cada vez mejor y más eficaz, pero no podemos olvidarnos que estamos hablando de naturaleza, y en ella intervienen factores que no podemos controlar.
     Sin embargo y a pesar de algunos sinsabores, hay elementos sobre los que sí podemos actuar y sobre los cuales tenemos que volcar nuestro trabajo. Sin duda, la conservación de los aguiluchos es el fin último de nuestra labor. En este sentido, aunque sólo lográsemos salvar un pollo, todos nuestros esfuerzos hubieran merecido la pena.

Juvenil de aguilulcho lagunero con marcas alares. Foto: Ángel González.
     Para terminar, el año 2011 se ha puesto en marcha la Programa de APADRINA UN AGUILUCHO. Desde la campaña del 2009, todos los costes han sido sufragados con fondos del Grupo Local SEO-Salamanca y por sus voluntarios. Entre los más importantes están las compensaciones a los agricultores, los desplazamientos por toda la provincia, así como diversos materiales utilizados tales como cercados, herramientas, anillas etc. Como quiera que cada año las campañas venían teniendo mayor dimensión, se intentó la implicación de entidades públicas y privadas sin éxito. La campaña de aguiluchos hoy no se podría entender sin la colaboración de todos los padrinos que, más allá de su aportación económica desinteresada, nos da fuerzas en los malos momentos y nos hace sentir que no estamos solos en el proyecto.

MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRA AYUDA