Papamoscas gris Muscicapa striata (Pallas, 1764)
Inglés: Soptted Flycatcher
Francés: Gobemouche gris
Estos días puede observarse con relativa facilidad por los parques de esta nuestra ciudad de Salamanca a este simpático insectívoro que, una vez terminada la época de cría, anda por aquí migrando poquito a poquito, priorizando alimentarse en condiciones para rellenar sus reservas de grasa, por ser el viaje largo y el pajarillo pequeño, y así se le ve apostado en árboles, cables o alambradas, posado en posición erguida, a la espera de que pase cerca algún insecto de buen tamaño de los que se alimenta (típulas, mariposas, o moscardones), para lanzarse a cazarlo al vuelo, y volver varias veces al mismo posadero o a otro cercano, sin bajar al suelo más que en contadísimas ocasiones, probablemente para recoger alguna presa que se haya dejado caer. El observador avisado distingue fácilmente desde lejos este modus operandi, bien diferente de los movimientos más continuados y erráticos de los mosquiteros o el papamoscas cerrojillo.
Foto: José Vicente |
Foto: José Vicente |
Es nuestro invitado de este mes casi del tamaño de un gorrión (mide unos 14 cm de longitud), de plumaje grisáceo parduzco por encima y más blanquecino por debajo, sin rasgos llamativos, pero que visto de cerca muestra pequeñas estrías oscuras en la cabeza y algo más grandes y difusas el pecho, sin ningún dimorfismo sexual apreciable, y cuyos juveniles se distinguen de cerca por tener el dorso y coberteras alares un poco más moteados de claro y el pecho de oscuro.
Cría por prácticamente toda Europa, buena parte del Asia templada y una pequeña banda en el norte de África, y es migrador transahariano, obligado por la ausencia de insectos voladores en el invierno de las latitudes templadas y boreales. La subespecie que habita la Península Ibérica es la nominal.
Foto: José Vicente |
Las subespecies que crían en Baleares (balearica) y en Córcega y Cerdeña (tyrrhenica), se ha comprobado que están muy emparentadas entre sí pero poco con las demás, por lo que son escindidas en una especie aparte, aceptada por algunos y por otros no, bajo la denominación de Muscicapa tyrrhenica Schiebel, 1910, o papamoscas mediterráneo.
Si alguien quiere conocer las diferencias (aviso: sólo apto para observadores meticulosos), y de paso conocer citas de Sicilia y la costa occidental de la Península Itálica, puede consultar el siguiente trabajo:
Empiezan a asentarse nuestros papamoscas grises para criar
ya bien avanzada la primavera, y construyen el nido en casi cualquier sitio que
les dé un poco de escondite y amparo contra los meteoros, ya sea en alguna
cavidad de un árbol o un muro, no muy cerradas, o a cubierto de algún alero,
cobertizo o cualquier construcción. La puesta suele ser de cuatro o cinco
huevos; para la incubación se citan datos variables entre 10 y 17 días, con un
promedio de unos trece; en cualquier caso parece que la eclosión está bastante
sincronizada, eclosionando todos los huevos de la nidada en el periodo de 24 horas.
Colaboran activamente ambos progenitores en la ceba de los polluelos, y se ha
comprobado que lo hacen seleccionando presas de tamaño, en promedio, mayor que
las que ellos mismos consumen, lo cual tiene su lógica, teniendo en cuenta que
para el alimento que proporciona un
insecto pequeño, puede merecer la pena el esfuerzo de capturarlo, pero quizá no
el añadido de transportarlo hasta el nido, y que siempre aportan al nido los
insectos de uno en uno, a diferencia de lo que hacen los vencejos o las
golondrinas, que acumulan números elevados de pequeños insectos en sus bocas
(se habla de más de 1000 en el caso de los vencejos) antes de llevarlos a su
prole. Permanecen los polluelos del orden de trece días en el nido, y dependen
aproximadamente otro tanto de las cebas paternas. A veces se produce una
segunda nidada, ya bien entrado el verano.
Parece ser que se trata de una especie altamente filopátrica, según se desprende de los datos de anillamiento. Después de las migraciones, no sólo los adultos vuelven recurrentemente a los mismos lugares de anidación a reutilizar sus propios nidos si han soportado el paso del invierno, sino que los jóvenes suelen volver a los mismos lugares donde nacieron.
La UICN lo cataloga como “preocupación menor”, con estimación de entre 54 y 84 millones de adultos reproductores y tendencia decreciente; en España está protegido por el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, o “LESPRE”, sin catalogarlo como amenazado.
Foto: José Vicente |
La especie fue descrita por Peter Simon Pallas en 1764,
inicialmente bajo la denominación de Motacilla striata, pese a que el género
Muscicapa había sido ya propuesto cuatro años antes por Brisson.
Fue este Pallas un reputado y polifacético naturalista de
origen berlinés, que desarrolló casi toda su carrera en Rusia como profesor de
la Academia de Ciencias de San Petersburgo bajo los auspicios de la emperatriz Catalina la
Grande, y entre cuyos méritos figura el haber dirigido una fructífera expedición
de exploración científica de seis años desde los Urales hasta los confines
orientales de Siberia, y al que se homenajea dando su nombre a diversas
especies de vertebrados, entre ellas el gato de Pallas, pequeño felino peludo y
robusto, adaptado al inhóspito clima del Tíbet y las estepas y semidesiertos de
Siberia y Mongolia.