lunes, 15 de octubre de 2018

AVE DEL MES: OCTUBRE


Nuestra progatonista de este mes es un taxón de muy amplia distribución mundial y gran número de subespecies (algunos reconocen 29, otros hasta 48), estando presente en todos los continentes, excepto la Antártida, si es que no acaban desmembrándolo en varias especies, que por lo visto no faltan los que andan con ganas.Enlace a mapa de distribución: https://es.wikipedia.org/wiki/Tyto_alba#/media/File:Schleiereule-Tyto_alba-World.png



Su denominación es Tyto alba (Scopoli 1769); con el nombre del autor y la fecha entre paréntesis, lo que significa que describió la especie pero dentro de otro género, en concreto Strix. El género Tyto fue creado por Billberg en1828.Es la lechuza común el único representante por estas latitudes de la familia de Tytonidae, que básicamente se diferencia por sus patas largas y su disco facial único y en forma de corazón, de la otra familia del orden de los Strigiformes (la de los Strigidae, que incluye búhos, cárabos, autillos y mochuelos).Alcanza una longitud de 30 o 40 cm, con envergadura de unos 90, y medio kg de peso o poco menos.En nuestra Península nos encontramos como sedentaria la subespecie Tyto alba alba, de partes inferiores blancas, a la que se añade un importante contingente invernante de la más norteña subespecie T. a. guttata, de zonas ventrales marronuzcas y moteadas. En las zonas de contacto de las áreas de cría (Bélgica, E de Francia, W de Alemania, incluso el norte de España) no es nada raro el mestizaje de ambas subespecies, encontrándose toda suerte de coloraciones intermedias.
Su dieta es de las más estudiadas y mejor conocidas, si no la que más, de toda la ornitofauna mundial, debido a la facilidad de recogida de sus egagrópilas, propiciada por su antropofilia, y al buen estado de conservación de las partes identificables de sus presas, extremo éste común a los estrigiformes pero no a otras especies de rapaces. Tales partes identificables son básicamente la parte delantera de los cráneos y la dentición; los occipucios aparecen sistemáticamente destrozados debido a que es allí donde la lechuza clava su pico al matar a la presa. Resultan las egagrópilas de lechuza fácilmente distinguibles (antes de empezar a deteriorarse) por estar recubiertas de una especie de cascarilla lustrosa y negruzca que no aparece en las de búhos y cárabos.La alimentación resulta muy variable dependiendo de las condiciones ecológicas, pero podemos afirmar que en la población europea se fundamenta al 90% o más en micromamíferos, fundamentalmente en ratones, topillos y musarañas; puediendo aparecer en menor cantidad ratas, avecillas, murciélagos, gazapos, lagartijas ranas o alguna que otra comadreja. En las poblaciones tropicales disminuye la proporción de micromamíferos.En caso de plaga de una determinada presa, como sucede en las zonas cerealistas de Castilla y León con el topillo campesino (Microtus arvalis), puede convertirse de forma temporal en casi el 100% de la dieta. Conviene indicar aquí la inconveniencia del uso de rodenticidas para eliminar este tipo de plagas, en cuanto que envenenan a las lechuzas y demás depredadores, dejando la puerta abierta a mayores y más frecuentes explosiones demográficas de los roedores, en ausencia de sus depredadores, de recuperación demográfica infinitamente más lenta.



Cazan las lechuzas casi exclusivamente de noche, al parecer con dos periodos de actividad y uno de descanso entre ellos, y lo hacen tanto desde posaderos como prospectando el terreno en vuelo a baja altura (entre 1 y 4 metros), convirtiéndose así en carne de cañón ante los atropellos por automóviles y trenes. El vuelo es batido, y totalmente silencioso gracias al desflecamiento de los bordes de las plumas. Localiza a sus presas mayormente de oído, actuando el disco facial a guisa de antena parabólica, recogiendo el sonido y conduciéndolo hacia los oídos.

La reproducción de la lechuza se basa en un sistema de monogamia permanente, con emparejamientos vitalicios; los adultos, una vez establecidos tras la dispersión juvenil, son fieles a sus lugares de anidación (si es que se puede llamar anidación a depositar los huevos sin más aporte de material que las propias egagrópilas previamente regurgitadas en el refugio), y fuertemente sedentarios a menos que los rigores climáticos lo impidan, puesto que tiene escasa capacidad de acumular reservas de grasas y la innivación prolongada le resulta muy limitante.


La puesta suele ser de entre 4 y 7 huevos, que empieza a incubar desde que pone el primero, durante algo más de treinta días. Puede sacar una segunda pollada en años de abundancia. Incuba únicamente la hembra, mientras el macho se dedica a suministrarle alimento. Los pollos salen ya del refugio con un mes y medio o dos, antes de poder volar. Con tres meses de edad se dispersan, y pueden empezar a criar con un año o dos.La lechuza común está sufriendo en Europa un considerable declive poblacional en las últimas décadas, debido a la escasez de refugios por el cerramiento de campanarios, desvanes y graneros, así como al envenenamiento, los tendidos eléctricos y los atropellos.No obstante, su status global aún se considera “least concern” (preocupación menor) por la Lista Roja de la UICN.


La legislación española incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogación de amenazada, a la subespecie T. a. alba, y catalogada como “vulnerable” a la subespecie T. a. gracilirostris, la lechuza majorera, propia de Lanzarote, Fuerteventura e islotes próximos y de partes ventrales amarillentas. En las islas Canarias occidentales, por el contrario, está presente la subespecie nominal. 


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