Nuestra
progatonista de este mes es un taxón de muy amplia distribución mundial y gran
número de subespecies (algunos reconocen 29, otros hasta 48), estando presente
en todos los continentes, excepto la Antártida, si es que no acaban
desmembrándolo en varias especies, que por lo visto no faltan los que andan con
ganas.Enlace
a mapa de distribución: https://es.wikipedia.org/wiki/Tyto_alba#/media/File:Schleiereule-Tyto_alba-World.png
Su
denominación es Tyto alba (Scopoli
1769); con el nombre del autor y la fecha entre paréntesis, lo que significa
que describió la especie pero dentro de otro género, en concreto Strix. El género Tyto fue creado por Billberg en1828.Es la
lechuza común el único representante por estas latitudes de la familia de
Tytonidae, que básicamente se diferencia por sus patas largas y su disco facial
único y en forma de corazón, de la otra familia del orden de los Strigiformes (la
de los Strigidae, que incluye búhos, cárabos, autillos y mochuelos).Alcanza
una longitud de 30 o 40 cm, con envergadura de unos 90, y medio kg de peso o
poco menos.En
nuestra Península nos encontramos como sedentaria la subespecie Tyto alba alba, de partes inferiores
blancas, a la que se añade un importante contingente invernante de la más
norteña subespecie T. a. guttata, de
zonas ventrales marronuzcas y moteadas. En las zonas de contacto de las áreas
de cría (Bélgica, E de Francia, W de Alemania, incluso el norte de España) no
es nada raro el mestizaje de ambas subespecies, encontrándose toda suerte de
coloraciones intermedias.
Su
dieta es de las más estudiadas y mejor conocidas, si no la que más, de toda la
ornitofauna mundial, debido a la facilidad de recogida de sus egagrópilas,
propiciada por su antropofilia, y al buen estado de conservación de las partes
identificables de sus presas, extremo éste común a los estrigiformes pero no a
otras especies de rapaces. Tales partes identificables son básicamente la parte
delantera de los cráneos y la dentición; los occipucios aparecen
sistemáticamente destrozados debido a que es allí donde la lechuza clava su
pico al matar a la presa. Resultan las egagrópilas de lechuza fácilmente
distinguibles (antes de empezar a deteriorarse) por estar recubiertas de una
especie de cascarilla lustrosa y negruzca que no aparece en las de búhos y
cárabos.La
alimentación resulta muy variable dependiendo de las condiciones ecológicas,
pero podemos afirmar que en la población europea se fundamenta al 90% o más en
micromamíferos, fundamentalmente en ratones, topillos y musarañas; puediendo
aparecer en menor cantidad ratas, avecillas, murciélagos, gazapos, lagartijas
ranas o alguna que otra comadreja. En las poblaciones tropicales disminuye la
proporción de micromamíferos.En
caso de plaga de una determinada presa, como sucede en las zonas cerealistas de
Castilla y León con el topillo campesino (Microtus
arvalis), puede convertirse de forma temporal en casi el 100% de la dieta.
Conviene indicar aquí la inconveniencia del uso de rodenticidas para eliminar
este tipo de plagas, en cuanto que envenenan a las lechuzas y demás
depredadores, dejando la puerta abierta a mayores y más frecuentes explosiones
demográficas de los roedores, en ausencia de sus depredadores, de recuperación
demográfica infinitamente más lenta.
Su dieta es de las más estudiadas y mejor conocidas, si no la que más, de toda la ornitofauna mundial, debido a la facilidad de recogida de sus egagrópilas, propiciada por su antropofilia, y al buen estado de conservación de las partes identificables de sus presas, extremo éste común a los estrigiformes pero no a otras especies de rapaces. Tales partes identificables son básicamente la parte delantera de los cráneos y la dentición; los occipucios aparecen sistemáticamente destrozados debido a que es allí donde la lechuza clava su pico al matar a la presa. Resultan las egagrópilas de lechuza fácilmente distinguibles (antes de empezar a deteriorarse) por estar recubiertas de una especie de cascarilla lustrosa y negruzca que no aparece en las de búhos y cárabos.La alimentación resulta muy variable dependiendo de las condiciones ecológicas, pero podemos afirmar que en la población europea se fundamenta al 90% o más en micromamíferos, fundamentalmente en ratones, topillos y musarañas; puediendo aparecer en menor cantidad ratas, avecillas, murciélagos, gazapos, lagartijas ranas o alguna que otra comadreja. En las poblaciones tropicales disminuye la proporción de micromamíferos.En caso de plaga de una determinada presa, como sucede en las zonas cerealistas de Castilla y León con el topillo campesino (Microtus arvalis), puede convertirse de forma temporal en casi el 100% de la dieta. Conviene indicar aquí la inconveniencia del uso de rodenticidas para eliminar este tipo de plagas, en cuanto que envenenan a las lechuzas y demás depredadores, dejando la puerta abierta a mayores y más frecuentes explosiones demográficas de los roedores, en ausencia de sus depredadores, de recuperación demográfica infinitamente más lenta.
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