martes, 27 de agosto de 2024

AVE DEL MES agosto 2024




 



Garza real
Ardea cinerea Linnaeus, 1758


Inglés: Grey Heron
Francés: Héron cendré

 





Comprende la subfamilia de las Ardeinae, en las clasificaciones más conservadoras, todas las Ardeidas excepto los avetoros y avetorillos (botaurinae). Son especies de largos o larguísimos cuellos, arqueados en forma de S, y que mantienen encogidos en vuelo y en reposo pero generalmente estirados al andar, y que estiran con la rapidez de una ballesta para atrapar a sus presas. Tienen también las ardeinas la uña del tercer dedo aserrada para facilitar su acicalamiento.
No es la garza real santo de la devoción de pescadores ni piscicultores, dado su régimen alimenticio y la posibilidad documentada de trasladar patógenos a las piscifactorías a través de sus excrementos y egagrópilas. Su dieta es mayoritariamente piscívora, pero consume también cualquier otro tipo de bichejos que pueda capturar, tanto invertebrados como anfibios, reptiles, micromamíferos o los polluelos de pato, focha, o lo que se tercie. Aunque no tiene las desarrolladísimas bolsas gulares de algunos otros pelecaniformes, sí tiene suficiente flexibilidad y fuerza en el gaznate como para ingerir enteras carpas de un palmo de largas, y anguilas de medio metro.
Viene siendo la longitud de nuestra garza de unos 90 o 100 cm, su peso de 1 o 2 kg y su envergadura de más de metro y medio sin llegar a los dos.

Foto: Marco Roggerone

El contraste que muestra en vuelo entre las rémiges negruzcas y el gris del resto de las partes superiores facilita el distinguirla de la garza imperial, y el cuello encogido, de cualesquiera zancudas ajenas a la familia Ardeidae.
Es la población española sedentaria, y en invierno se le añaden las migratorias que vienen de los países norteños, huyendo de las heladas que les impiden la búsqueda de alimentos. La especie se extiende por prácticamente todas las regiones de Eurasia y África que no resulten inhóspitas por gélidas o desérticas. Se considera integrante de una superespecie representada en Norteamérica por Ardea herodias, y por Ardea cocoi en América Central y del Sur.






Suele nuestra garza ser solitaria para buscar alimento, pero no para nidificar; generalmente lo hace en colonias, a veces muy numerosas, como las “pajareras” de Doñana, y en promiscuidad de especies, no solo con las de su familia taxonómica sino también con cigüeñas, espátulas o cormoranes. Anida generalmente en árboles de buen porte, y más raramente entre carrizos o cañaverales; reutiliza si puede nidos de años anteriores, agrandándolos año tras año, hasta que caen por su propio peso, por rotura de las ramas o por el embate de los meteoros.

Foto: Guillermo Hernández
Es especie dada a la monogamia sucesiva, es decir, que suele cambiar de pareja en cada estación reproductora, y por lo que parece suelen ser los machos los que toman posesión del nido, o del sitio para emplazarlo, y tratan de atraer a las potenciales parejas. Corresponde al macho la tarea de aportar los palitroques para la construcción del nido, y a la hembra la de quedarse en él para colocarlos a su gusto y criterio y protegerlos del hurto, que no es poco en las mal avenidas vecindades que integran, y de las que nada bueno pueden esperar, salvo la protección conjunta contra los depredadores. Son bastante tempraneras las garzas reales en estos menesteres (a diferencia de las imperiales, que suelen anidar en carrizales, y necesitan esperar a que estén crecidos), empezando en febrero o marzo, pudiendo tener los pollos nacidos para finales de abril. Es la puesta promedio de 4 o 5 huevos, de color azul claro o verdoso y unos 6 cm. Ambos progenitores colaboran en la incubación, que dura unos 25 días y empieza con la puesta del primer o el segundo huevo, por lo que la eclosión es asíncrona, y los últimos pollos tienen pocas probabilidades de sobrevivir a la intensa competencia por el alimento y a veces al cainismo activo, si bien la agresión entre los hermanos no parece que sea tan sistemática y despiadada como en el caso de las garcetas o las garcillas bueyeras. Estudios realizados comparando diferentes poblaciones de Ardea herodias, e introduciendo pollos de dicha especie en nidos de Ardea alba, apuntan a que la alimentación con elementos más pequeños y numerosos induce fuertemente la conducta fratricida.

https://finchwrangler.com/download/mock-et-al.-1990.pdf
Flexibility in the development of heron sibling aggression

Volviendo a la especie que nos ocupa este mes, diremos que tardan los pollos unos 50 días en echar a volar, y durante unos pocos más siguen aquerenciados en el nido. Ceban los padres a la prole con alimento regurgitado, depositándolo en el gaznate de los pollos cuando son pequeños, y cuando no lo son tanto, dejándolo en el nido para que el que más pueda más coja, y durante las primeras tres semanas se turnan para quedarse uno de ellos de continuo en el nido protegiendo a la pollada.


Foto: Carlos A. Ramírez

Los juveniles se distinguen durante su primer año por el menor contraste en la cabeza y por tener gris la ranfoteca (que así llaman a la pieza córnea superior del pico, y gnatoteca a la inferior), mientras que los adultos tienen ambas partes amarillentas, y de un tono anaranjado más intenso en la época nupcial. Discrepan las fuentes relativas a la edad de la madurez sexual; algunas indican que al año, y otras que a los dos.
Se citan casos de individuos que han superado los 20 o incluso los 30 años de edad, pero deben de ser pocos los que superen los cinco.
La especie fue descrita por Linneo en su décima edición del Systema Naturae y denominada sin hacer mucho esfuerzo de imaginación, ya que Ardea es el nombre que ya recibía la garza en el latín clásico, y cinerea alude a su color ceniciento.

Foto: Carlos A. Ramírez

La Lista Roja de la UICN estima una población mundial de entre medio y dos y medio millones de adultos, y cataloga la especie como “preocupación menor”. La población reproductora española, a falta de censos recientes, se cree que pudiera andar por las 5000 o 6000 parejas, con tendencia creciente, y que aproximadamente la mitad de ellas crían en Doñana y en la Albufera de Valencia. De las ardeidas españolas, están recogidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas el avetoro común como “en peligro de extinción” y la garcilla cangrejera como “vulnerable”; las demás especies de la familia están incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pero no en el Catálogo. Recordamos, o informamos a quien no lo sepa, que el Listado mencionado incluye dentro de sí el Catálogo Español de Especies Amenazadas, que a su vez establece dos categorías de protección: “en peligro de extinción” (que se define como “especie, subespecie o población de una especie cuya supervivencia es poco probable si los factores causales de su actual situación siguen actuando”, y la de “vulnerable”, es decir, “especie, subespecie o población de una especie que corre el riesgo de pasar a la categoría anterior en un futuro inmediato si los factores adversos que actúan sobre ella no son corregidos”.
Foto: Carlos A. Ramírez


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