Águila perdicera – Aquila fasciata Vieillot, 1822
Foto: Carlos A. Ramírez |
Inglés: Bonelli’s Eagle
Francés: Aigle de Bonelli
Es especie sedentaria y habita en el sur de Eurasia, desde la Península Ibérica hasta el extremo Oriente, y en el noroeste de África.
Tienen los adultos un plumaje de tonos marronuzcos, a veces bastante grisáceos, que predominan en las alas y motean el resto del cuerpo sobre fondo blanquecino; con una mancha blanca de extensión variable en el dorso; la cantidad de oscuro varía bastante según los individuos, y en promedio viene siendo menor en los machos.
Hasta hace no mucho incluida con la calzada (y con otras ajenas a nuestra fauna) en el género Hieraaetus, los estudios de ADN indican que debe separarse de dicho género y reasignarse a Aquila, dado que al parecer no sólo está más próxima evolutivamente a este último, sino que está más cercana al águila real que, por ejemplo, las imperiales.
En España es más abundante hacia el sur de la Península que hacia el norte; de 700 y pico parejas territoriales que se detectaron en el censo de 2018, algo más de 300 correspondían a Andalucía. En la provincia de Salamanca tenemos al parecer 8 o 10 parejas, acantonadas en la zona de las Arribes.
Distribución en España:
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No es tan perdicera como indica su nombre, ya que caza de todo un poco, dependiendo de la abundancia. Es más que nada conejera donde se lo puede permitir, y captura cantidades apreciables de palomas, córvidos, roedores, lagartos y gaviotas; de modo que, en conjunto, probablemente hace a la perdiz más beneficio que perjuicio controlando los depredadores de sus nidadas. Es de las raras especies de rapaces en las que se ha constatado caza cooperativa de ambos miembros de la pareja.
Foto: Carlos A. Ramírez |
El nido es una torre de ramas de hasta metro y medio o más de ancho y de alto, un poco acolchada con hierbas y ramillas finas o pinocha, y lo construye la hembra a su gusto con materiales que aportan entre los dos.
Video: Carlos Aldea
Padece un decrecimiento poblacional grave desde finales del siglo pasado, que apenas está remitiendo en los últimos años, sin haber llegado entrar en fase de recuperación. Son sus principales amenazas los tendidos eléctricos, la persecución directa (disparos, venenos, etc.), las molestias humanas, la transformación del hábitat y la competencia por los cantiles de anidación con una población creciente de buitre leonado. También puede resentirse de la escasez de conejos donde la neumonía hemorrágica vírica atiza fuerte, y de la enemistad con el águila real y el búho real.
La UICN le reconoce una tendencia decreciente, si bien le asigna todavía la categoría de “Least Concern”, y estima una población mundial de entre 20.000 y 50.000 adultos.
Para la legislación española, está incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas, con la categoría de “vulnerable”.
La especie fue descrita en 1822 por Luis Pierre Viellot; se dice que el epíteto específico de “fasciata”, de etimología latina, alude a la banda terminal de la cola. El nombre de “águila de Bonelli” homenajea al colector del espécimen tipo de la especie, el naturalista italiano Franco Andrea Bonelli, renombrado ornitólogo y entomólogo, que fue profesor de Zoología en la Universidad de Turín y conservador del Museo de Historia Natural de dicha Ciudad. El género Hieraaetus, en el que actualmente se mantiene el águila calzada pero no la perdicera, fue descrito en 1844, y es de etimología griega, significando “hiera”, halcón y “aetos”, águila.
Foto: Carlos A. Ramírez |
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