sábado, 30 de diciembre de 2023

AVE DEL MES diciembre 2023



Grulla común

Grus grus (Linnaeus, 1758) 

Inglés: Common Crane
Francés: Grue cendrée 

Foto: Carlos A. Ramírez

Cuando se avecinan los primeros fríos de diciembre, un cuarto de millón de grullas nos visitan. Vienen de la parte occidental de Europa y se reparten por todo el país, pero con mayor densidad en Extremadura, a la querencia de las bellotas. Éste era con abrumadora diferencia su principal recurso trófico durante la invernada hace décadas, antes de que la proliferación de regadíos les haya venido a echar una bien abastecida mano en forma de rastrojeras de maíz. Pueden quedarse en la provincia de Salamanca unas 5.000, o bastantes menos, dependiendo de cómo venga la montanera y de los laboreos en otros lugares, congregándose casi todas ellas para dormir en el embalse de Santa Teresa y en el Azud de Río Lobos. 

Se trata de un ave de algo más de un metro de longitud y un par de ellos de envergadura, y que promedia cinco quilos y pico. Debe su capacidad de comunicarse mediante trompeteos audibles a gran distancia, a una tráquea de longitud mucho mayor que la del cuello, enrollada como una corneta y encajada en un hueco de la quilla del esternón.


Se vienen distinguiendo tradicionalmente dos subespecies de la grulla común euroasiática, la occidental, Grus grus grus, y la oriental, de color más claro, Grus grus lilfordi; podríamos igualmente llamarlas europea y asiática, pues es la cordillera de los Urales la que separa sus áreas de cría. En conjunto su población está en aumento desde hace décadas y probablemente supere los 700.000 individuos. 
Foto: Carlos A. Ramírez

Quieren ahora distinguir otras dos posibles subespecies, la transcaucásica y la tibetana, que no juntarán entre ambas más que unos cientos de parejas reproductoras, y que probablemente representen poblaciones aisladas en época relativamente reciente. 
Cría en la taiga, la tundra y otras zonas pantanosas, en parejas que se establecen de por vida, manteniendo sus vínculos mediante vistosas danzas en pareja, en las que exhiben su plumaje y movimientos de forma no muy distinta a la que utilizan para mostrar otras conductas sociales como la agresividad. Son entonces las parejas hurañas y territoriales, a diferencia de la conducta altamente gregaria que desarrollan en los cuarteles de invernada. El nido es un agujero no muy profundo en un montoncito de vegetación sin estructura cohesiva, en algún montículo que sobresalga del entorno encharcadizo. En esta época se tiñen el plumaje con lodo para mejor camuflaje. 
Ponen un par de huevos (a veces uno o tres), de los que muy a menudo solo uno llega a pollo volandero. En la incubación participan los dos padres, y dura aproximadamente un mes; los pollos nacen con una asincronía de un par de días, son nidífugos y no parece que haya grandes dificultades en que el primero se busque la vida bajo la protección de uno de los progenitores mientras el otro completa la incubación, y no parece darse el cainismo ni haber motivo para ello al buscar cada uno su propia comida. Tardarán más de dos meses en echar a volar, y aprovechan los padres este periodo para mudar algunas de las plumas de vuelo, quedando durante un mes y medio incapacitados para un vuelo del que poco provecho podrían sacar sin desamparar a su prole, y después cambian algunas de las plumas corporales; al parecer un ciclo completo de muda les lleva entre 2 y 4 años. 



Los jóvenes supervivientes acompañarán a los padres en su primera migración, permaneciendo con ellos hasta el final de la invernada, y se diferencian con relativa facilidad por tener la cabeza de tono parduzco, sin el contraste cromático y sin la mancha roja implume que los adultos ostentan en el píleo, así como por tener en general un tono más ocráceo, y carencia de negro en el ornamental penacho que parece cola, pero que está en realidad formado por las rémiges terciarias. 
Los jóvenes adquieren un plumaje similar al adulto al año o año y medio de edad; pero parece ser que su primera reproducción no se produce hasta bastante más tarde, quizá a los cuatro, cinco o seis. La longevidad observada en cautividad supera los 40 años, pero en la naturaleza no parece fácil que superen los 15. 
La dinámica poblacional de la especie es claramente creciente, y, por lo que respecta a las poblaciones de Europa Occidental, se observa en los últimos años una expansión de la zona de invernada hacia el norte, siendo ya relativamente cuantiosa en Francia e incluso en Alemania, cuando lo permiten la templanza de los inviernos y la existencia de alimento, muy condicionada la lo errático de las decisiones de cultivo. 
Foto: Carlos A. Ramírez


El nombre Grus no tiene ningún misterio, ya que es grus-gruis la palabra, al parecer de género femenino, que designaba a la grulla en latín clásico. El vernáculo “grulla”, si bien se considera por el diccionario de la RAE de origen incierto, parece probable que tenga su origen en derivaciones que los hablantes entendían mejor como femeninas, tales como "grúa" o "gruia". La denominación de las grúas usadas en construcción, tanto en nuestro idioma como en algún otro, se originó en la similitud de dichos aparatos con el porte de las grullas.

martes, 28 de noviembre de 2023

AVE DEL MES noviembre 2023

Ánsar común Anser anser (Linnaeus, 1758)

Foto: Carlos A. Ramírez

 Inglés: Greylag goose; Francés: Oie cendrée

Con la llegada del invierno recibimos una gran cantidad de visitantes que acuden huyendo del frío de latitudes más elevadas y de las dificultades de acceso al alimento que imponen el hielo y la nieve.

Entre ellos se cuentan 50 o 100 mil ejemplares del ánsar común, ancestro y conespecífico de las razas de ocas domésticas europeas y de Asia occidental (por el contrario, las razas chinas proceden del ganso cisne, Anser cygnoides).

Tiene el ánsar común silvestre una longitud de 70 a 90 cm y una envergadura alar de 150 a 180, con un peso de hasta 4 o 5 kg. -los gansos domésticos pueden alcanzar en algunas razas los 15 kg.-; no existe dimorfismo sexual apreciable, salvo el tamaño algo mayor de los machos. 

Habita a todo lo ancho de Eurasia, y ha sido introducido en Australia.

Se trata del mayor y, con diferencia, el más numeroso de los gansos bravíos que pueden encontrarse en la Península Ibérica; en realidad sólo era también abundante el ánsar campestre –Anser fabalis-, que fue hasta mediados o poco más del siglo pasado, en los humedales de Castilla la Vieja, invernante tanto o más abundante que el común, y actualmente reducido a poco más que accidental.

La subespecie del ganso común que nos visita es la nominal, Anser anser anser, que tiene el pico con la base amarillenta, a diferencia de la subespecie oriental (A. anser rubirostris, en que es rosada, aparte de tener el plumaje en general algo más claro).

Es el ánsar común en España una especie casi exclusivamente invernante, entre octubre y febrero, aunque últimamente vienen siendo algo menos excepcionales las parejas que se quedan a criar.

Tradicionalmente han venido siendo las marismas del Guadalquivir su principal refugio de invernada en España, mientras que hacía alguna escala intermedia en las zonas de lagunas de Zamora y Palencia; desde hace unos años esta escala se ha convertido en asentamiento definitivo para toda la invernada.

Foto: Carlos A. Ramírez

Se trata de una especie monógama, con parejas de vínculo generalmente vitalicio aunque las razas domésticas son bastante más promiscuas.

La época de cría comienza en marzo o abril; para la testimonial población nidificante en España parece que empieza ya en febrero. 

Anida en el suelo, en un somero hueco algo tapizado, o, donde la humedad lo exige, sobre un acúmulo de vegetación de hasta un metro de alto. Lo suele hacer en colonias laxas, con considerable distancia entre las parejas, por lo general en la proximidad del agua y a ser posible en islas.

Saca una sola nidada al año, de 4 a 6 huevos puestos entre finales de marzo y primeros de junio, de color blanco cremoso al principio, que se va empardeciendo con el tiempo. Sólo la hembra incuba, y lo hace durante 27 a 29 días. Los anserinos nacen en ocasiones con el plumón a manchas marronuzcas y amarillas, pero pronto se vuelven de un grisáceo uniforme, incluidas las patas. Tardan  un par de meses o poco menos en echar a volar, y permanecen con sus progenitores durante todo el invierno formando grupos familiares dentro de las grandes bandadas de invernada.

Se dan casos de reproducción a los dos años de edad, si bien lo más frecuente es a los tres o cuatro. Se dice que alcanza una longevidad de 17.

Es la alimentación de los gansos silvestres básicamente vegetal, consistente en herbáceas cuya parte aérea arrancan con los dientes de sierra del pico, así como plantas flotantes y rizomas de castañuela y otras especies de Scirpus. Suele pastar formando bandadas  en prados y campos de cultivo, cuidándose bien de hacerlo en zonas despejadas donde pueda divisar desde lejos los peligros; el daño que hace a los cereales en sus zonas de invernada no parece ser grave, al no desarraigar las plantas, que mantienen su capacidad de rebrote, y la pérdida probablemente se compense, incluso con creces, por el efecto fertilizante de su guano. Mayores daños son los que causan en los humedales sobre la castañuela y ciperáceas afines, hasta el punto de que en las lagunas de Villafáfila ha sido necesario protegerlas con mallas para evitar su exterminio.

Se alimenta generalmente durante el día, aunque puede hacerlo a veces en noches claras, cuando ha sido demasiado importunado en las horas de luz.

La tendencia poblacional es creciente, estimándose en un millón o algo más de parejas la población mundial, mientras que la europea se ha recuperado de una demografía catastrófica en los años 70 a las actualmente estimadas entre  259.000 y 427.000 parejas. No obstante, en los últimos años estos aumentos no se aprecian en España debido a que se está consolidando al parecer la tendencia a invernar en buena parte más al norte, fundamentalmente en Holanda, donde se concentra más del 50% de la población de Europa Occidental, mientras que la Península Ibérica, que antaño acogía la invernada de prácticamente toda la población de esa área, parece recibir ahora sólo al 20% .

Es especie cazable en España y calificada como de “preocupación menor” en la Lista Roja de la UICN, que la considera de población creciente, y estima, con datos de 2015, una población mundial de un millón a 1.100.000 individuos.

La especie fue descrita por Linneo bajo la denominación de Anas anser en la décima edición del Systema Naturae; mientras que el género Anser fue establecido en 1760 por el zoólogo francés Mathurin Jacques Brisson.


domingo, 29 de octubre de 2023

AVE DEL MES octubre 2023

 

 

 

Quebrantahuesos
Gypaetus barbatus (Linnaeus, 1758)

 

Inglés: Bearded Vulture

Francés: Gypaète barbu

 


 

Es quizá el quebrantahuesos, rivalizando con el buitre negro, el ave de mayor envergadura de Europa,con una distancia entre puntas que supera de largo los 2,5 metros y una longitud superior al metro. Su peso viene promediando poco más de cinco kg en los machos y casi seis en las hembras.

Contrasta en los adultos la presencia de las partes dorsales oscuras con unos flancos, partes inferiores y cabeza, de plumaje blanco de por sí, que se tiñe de color ocráceo o anaranjado con los óxidos de manantiales ferruginosos en los que se baña, sin que hasta ahora se tenga muy claro con qué propósito, que pudiera ser de naturaleza social o semiótica, pues los experimentos efectuados parecen descartar las hipótesis de que tales óxidos pudieran tener acción antibacteriana ni dotar al plumaje de mayor consistencia. Siete largos años viene a tardar en completar el plumaje de adulto, al que se va llegando progresivamente desde el plumaje parduzco con algún moteado blanco y encapuchado de negro del primer año. Caracteriza también a los adultos un iris claro, de tono marfileño y un anillo esclerótico de un color rojo intenso, tanto más vivo cuanto más excitado esté el animal.

Usualmente se emparejan los quebrantahuesos algo antes de completar su plumaje de adultos, pero no suelen intentar realmente criar hasta un par de años después del emparejamiento, ni lograrlo hasta varios después, raramente antes del décimo año de edad. Se tiene bien estudiada en los Pirineos la existencia relativamente frecuente de tríos poliándricos, alguno poligínico, e incluso de algún cuarteto.


Se tienen descritas dos subespecies; la nominal, habitante de nuestra Península y otras zonas del sur de la región Paleártica (incluido noroeste de África), y G. b. meridionalis, africana y arábiga, que difiere por carecer de filoplumas negras en las zonas auriculares.

Acceso a mapa de distribución Wikipedia:

 https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/4/46/GypaetusBarbatusIUCNver2018_2.png/480px-GypaetusBarbatusIUCNver2018_2.png

 Tras haber quedado reducida su población española a unas 30 parejas en los Pirineos a finales de los años 80, se han ido realizando diversas actividades de conservación y reintroducción, que han dado lugar a la existencia en 2022, según datos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, de cinco parejas en Cazorla, tres en los Picos de Europa, una en las montañas vasco-navarras y dos en el Sistema Ibérico,  y se está intentando su asentamiento en Gredos y el Maestrazgo.  La población del total de los Pirineos (incluyendo Francia, España y Andorra) se estima en unas 200 parejas.

Es una especie altamente sedentaria y fiel a sus territorios de cría. Los juveniles realizan movimientos dispersivos vagando a lo largo de las cordilleras antes de asentarse y conseguir un territorio propio.

Su alimentación se basa en un 80 por ciento o más en huesos de ungulados, y se completa con pequeños animales y piltrafas de carne y pellejo; los extremos de las patas de rebecos, ovejas y cabras parecen ser sus golosinas preferidas. Utiliza los rompederos rocosos para fragmentar los huesos, no en busca de la médula como a veces se cree, sino para reducirlos a fragmentos ingeribles; tiene unas tragaderas considerables que le permiten ingerir huesos de más de 3 cm de grueso y un palmo de largos. A los pollos los ceba durante las primeras semanas con material carnoso.

Construye el quebrantahuesos sus nidos en cantiles inaccesibles, a poder ser en cuevas, y si no, al menos bajo voladizos, que le protejan de los meteoros y las avalanchas. Suele disponer de varios nidos que utiliza alternadamente, y están construidos de ramas y acolchados con lana. La puesta se efectúa en pleno invierno, a veces incluso a mediados de diciembre, y consta generalmente de dos huevos que se ponen, y se empiezan a incubar, con una diferencia de 6 o 7 días, y de los que sólo el primero dará lugar, si no se malogra, a un pollo criado, ya que los segundones mueren indefectiblemente, víctimas de la inanición y el cainismo, sin superar generalmente la semana de vida. Ambos sexos incuban, hecho necesario habida cuenta de la imposibilidad de dejar los huevos expuestos durante largo rato a las inhóspitas condiciones meteorológicas en que la incubación se desarrolla.

El pollo abandonará el nido en torno a los cuatro meses de edad, medio mes arriba o abajo, y tardará en emanciparse de la tutela y alimentación parentales otros cinco por lo menos.

 Entre los factores de amenaza están la intoxicación, que parece ser con diferencia la principal causa de mortalidad en la población española, con medicamentos de uso veterinario, plomo de munición de caza y cebos envenenados, algún choque con tendidos eléctricos, las molestias por actividades humanas y la competencia por los lugares de anidación con una población creciente de buitre leonado. Pero sin duda su principal talón de Aquiles es su idiosincrasia poblacional, basada en una mínima mortalidad natural, alta longevidad (se dice que hasta 50 años) y lentísima tasa de reproducción, que hace que cualquier mortalidad artificial, por esporádica que sea, le cause un estropicio demográfico considerable.

 

Está catalogado por la normativa española con la máxima categoría de protección, es decir, “en peligro de extinción”; la categoría que le asigna la Lista Roja de la UICN es de “casi amenazado”, por suponerle una población mundial “decreciente”, si bien su estimación de entre  1675 y 6700 adultos no parece que sea afinar mucho.

 

La especie fue descrita por Linneo, incluyéndola en el género Vultur, el cual hoy día acoge únicamente, entre las especies vivientes, al cóndor de los Andes (Vultur gryphus), que en la taxonomía moderna ni siquiera comparte con nuestro quebrantahuesos la familia de las Accipitridae, pues pertenece, como el resto de los necrófagos del Nuevo Mundo, a la de las Cathartidae.

El Género Gypaetus fue establecido por el médico y naturalista alemán Gottlieb Conrad Christian Storr en 1784, y está compuesto de las las raíces de etimología griega gyps (buitre) y aetos (águila).

 

 

sábado, 30 de septiembre de 2023

AVE DEL MES septiembre 2023

 

Gavilán común                    

Accipiter nisus (Linnaeus, 1758)


Inglés: Eurasian Sparrowhawk
Francés: Epervier d'Europe

 







Este mes invitamos a participar en nuestro blog a una rapaz perteneciente al género que da nombre a la familia de los Accipítridos, y cuyas características definitorias podríamos sintetizar con los apelativos de pequeña, forestal y ornitófaga. De peso comparable a una paloma bravía la hembra, y el macho mayor que el mirlo y más pequeño que la urraca, sus longitudes difícilmente pasan de los 40 cm y los 32 o 33, respectivamente, de las cuales una parte importante corresponde a una cola larga que, en combinación con unas alas cortas, le ayudan a maniobrar entre el arbolado, y de paso a ser distinguido de los cernícalos y el alcotán, pues en el caso del gavilán la punta de las primarias plegadas apenas alcanzará la mitad de la cola, amén de tener una silueta en vuelo de alas claramente más redondeadas que las de los falcónidos.

 Cría esta especie en casi toda Eurasia y en el noroeste de África, siendo sedentarias las poblaciones sureñas, incluidas las ibéricas, y migradoras las más norteñas; se distinguen siete subespecies, de las cuales A. n. nisus habita en Iberia y resto de Europa, y A. n. granti, más pequeña y oscura, y con más listas en el pecho, en Canarias y Madeira.

 Acceso a mapa de distribución según Wikipedia:

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/3/32/AccipiterNisusIUCNver2018_2.png/500px-AccipiterNisusIUCNver2018_2.png


Destacan en su anatomía los tarsos implumes largos y finos, comparados por alguna guía de campo con agujas de hacer punto, que contrastan con los mucho más robustos y cortos de su congénere mayor el azor, a cuyos machos pueden llegar a parecerse por lo demás las hembras de gavilán, tanto en coloración como casi en tamaño. Sorprende igualmente la longitud de los dedos, especialmente el tercero, mucho más largo que los laterales y casi tanto como el tarso. Aprovechamos esta ocasión para aclarar que, en anatomía comparada de los vertebrados terrestres, los dedos, tanto de las extremidades inferiores como superiores, se identifican numéricamente empezando por el próximo al eje del cuerpo en la posición originaria de la extremidad ancestral o quiridio (en nuestro caso el pulgar y el dedo gordo del pie),  por lo que el tercer dígito es el correspondiente al dedo corazón de nuestra mano y al dedo central del pie, y seguirá identificándose como tercero aun cuando evolutivamente hubieran desaparecido, de los cinco originales, el primero o incluso todos los demás (como en el caso del caballo, que conserva únicamente el tercer dedo y rudimentos de los metatarsianos segundo y cuarto, o de los bóvidos que han perdido el primer, segundo y quinto dedos, de modo que los que les quedan son el tercero y el cuarto pese a ser sólo dos; en el caso de nuestro amigo el gavilán y de la mayoría de las aves, el dedo que se ha perdido en las extremidades inferiores es el quinto, y el primero es el dirigido hacia atrás). Para mayor aclaración, indicaremos que la posición de los dedos y demás rasgos anatómicos de la mano y el antebrazo se describen, en anatomía comparada, en postura de pronación (palma hacia atrás/abajo, y radio cruzado sobre el cúbito, si es que se conservan ambos huesos diferenciados), por ser la posición primigenia y generalizada en los vertebrados terrestres o tetrápodos, contrariamente a lo convencional en la anatomía humana, que se estudia en supinación (palma hacia arriba, cúbito y radio paralelos), postura forzada que muy pocas especies podemos conseguir y no homologable por tanto en cuanto a comparativa se refiere.

Se considera al gavilán  ave forestal, si bien se las arregla con facilidad en paisajes en mosaico, con bosquetes donde anidar, refugiarse y acechar para abalanzarse hacia sus presas a baja altura tapándose con las ondulaciones del terreno, o incluso en parques periurbanos de cierta entidad.

 Se basa la alimentación del gavilán muy mayoritariamente en aves, ayudándole el dimorfismo sexual de tamaño a abarcar un rango de presas amplio, que va desde los más pequeños paseriformes hasta aves del tamaño de una perdiz o de una paloma torcaz.

 Construye nidos en los árboles, se dice que uno nuevo cada año, y la construcción la efectúa mayoritariamente el macho. Es de reproducción comparativamente tardía, pudiendo efectuar la puesta incluso en junio en el norte de nuestro país, de forma que los pollos puedan cebarse con la abundancia de pajarillos volantones. La puesta viene a ser de 4 a 6 huevos la mayoría de las veces, azulados con pintas marronuzcas, y la incubación, a cargo de la hembra, dura junto con la puesta unos 40 días, y un mes la permanencia en el nido de los pollos, algún día menos en los machos, que por ser más pequeños terminan de crecer antes que las hembras. Las cebas a la pollada se efectúan con pajarillos de pequeño tamaño cazados y desplumados por el macho, y despedazados y repartidos por la hembra, que sólo hacia el final de la cría se pone a aportar sus propias capturas. Los jóvenes se emancipan a los 20 o 30 días de dejar el nido, con un plumaje parecido al de la hembra, aunque con el diseño del pecho más desordenado, formando más bien manchas que barras, y con las plumas de las partes superiores ligeramente ribeteadas de color claro.

 Una vez superada la principal amenaza causada por la consabida bioacumulación de DDT y otros organoclorados antaño generalizados y actualmente prohibidos, la población, al menos en Europa, parece haber aumentado, y estar estabilizada desde hace 15 o 20 años; la Lista Roja de la UICN cataloga el status de conservación de la especie como de “preocupación menor” y considera su demografía estable, y  recoge una estimación de unos 2 o 3,2 millones de adultos, de los cuales 728,000-1,150,000 en Europa, datos que deben ser tomados con reserva tratándose de una especie de baja detectabilidad y deficientemente censada. En nuestro país está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.

El nombre del género, Accipiter, es el que en latín se dio desde siempre a esta y a algunas otras rapaces, mientras que el epíteto específico es el nombre del rey Niso de Megara, que según la mitología griega, tras el asedio de su ciudad por las tropas del rey Minos de Creta, se convirtió en ave de rapiña para perseguir a una hija traidora, en circunstancias que no merece la pena detallar por no venir a cuento, además de ser mentira.

lunes, 28 de agosto de 2023

AVE DEL MES agosto 2023

 

Búho real – Bubo bubo (Linnaeus, 1758)        

Inglés: Eurasian Eagle-owl

Francés: Grand-duc d'Europe

En la última carta, el tío Aurelio decía que enviaba para el pequeño un Gran Duque que había atrapado vivo en un olivar. Al leer la carta, Daniel, el Mochuelo, sintió un estremecimiento. Se figuró que su tío le enviaba, facturado, una especie de don Antonino, el marqués, con el pecho cubierto de insignias, medallas y condecoraciones. Él no sabía que los grandes duques anduvieran sueltos por los olivares y, mucho menos, que los muleros pudieran atraparlos impunemente como quien atrapa una liebre.

(Miguel Delibes, El camino)


Es el Gran Duque o búho real euroasiático un firme competidor por el título de mayor rapaz nocturna del mundo, con una envergadura que oscila entre casi metro y medio y casi dos, longitud de 60 a 75 cm, y con peso que rebasa con facilidad el par de kilos, especialmente en las subespecies más norteñas que la nuestra. No muestra más dimorfismo sexual que la diferencia de tamaño (siendo más grandes las hembras), y tampoco tienen diferencias manifiestas el plumaje juvenil.

Sus alrededor de 15 subespecies reconocidas se extienden por casi toda Eurasia, faltando en las zonas polares y en las claramente tropicales. 

Acceso a mapa de distribución:  

https://es.wikipedia.org/wiki/Bubo_bubo#/media/Archivo:BuboBuboIUCN.svg

La subespecie de la Península Ibérica es Bubo bubo hispanus Rotchschild y Hartert, 1910, de tamaño ligeramente inferior y coloración algo más pálida que las demás poblaciones europeas, asignadas a la subespecie nominal; en los Pirineos parecen ser intermedias entre ambas subespecies.

Ocupa casi cualquier hábitat, con excepción de los bosques lo bastante cerrados como para entorpecer su vuelo.


El grueso de su recurso alimentario lo constituyen los conejos allí donde abundan, y las ratas donde no; pero en mayor o menor medida caza casi de todo lo que tenga un tamaño no superior al de una liebre, ya sea de pelo, pluma o escama; tiene fama también de ser un eficaz suprerpredador, capaz de capturar a otros predadores, aunque sea en sus fases infantiles, pudiendo controlar sus poblaciones aun cuando le supongan un aporte dietético mínimo. Posiblemente el ser más odiado por las rapaces diurnas, que lo atacan con furia si lo sorprenden a la luz del sol, hasta el punto de que ha sido y es ampliamente utilizado por cazadores, alimañeros y naturalistas como señuelo para capturarlas. En la ficción de Delibes, el padre de Daniel, el Mochuelo, se sirvió del Gran Duque para atraer y abatir un milano “de más de dos metros de envergadura”, por lo que recibió una recompensa de 100 pesetas de la “Junta contra Animales Dañinos”.

Se trata de una especie monógama, altamente sedentaria y fiel a su territorio de cría incluso durante el invierno. Parece ser que la mancha blanquecina de su garganta tiene gran interés en su comunicación intraespecífica, y que señala sus territorios mediante la presencia de abundantes manchas de excrementos bajo sus posaderos habituales.

Cría casi en cualquier sitio, preferentemente amparado por roquedos y cantiles, sin construir nidos que merezcan tal nombre, ya que desova en someras depresiones efectuadas en el sustrato y ligeramente acolchadas con plumas y restos de sus propias egagrópilas, o a veces en huecos de árboles o en nidos abandonados por accipítridos o cigüeñas.

 La puesta es tempranera, generalmente se efectúa durante el invierno, y suele ser de 2 a 4 huevos de color blanco, raramente hasta media docena, los cuales son incubados por la hembra durante unos 36 días. Los pollos nacen con un plumón blanco que más tarde cambian por otro parduzco, y  pueden considerarse seminidícolas, ya que suelen darse sus buenos paseítos por los alrededores del nido antes de estar bien emplumados, confiando más en su camuflaje que en su capacidad de vuelo, no completando el desarrollo del plumaje hasta los 4 meses de vida aproximadamente.

Como características comunes a las rapaces nocturnas, podemos citar la hipermetropía, que las impide ver con claridad de cerca, y es compensada por la presencia de filoplumas táctiles en el pico y las patas, el plumaje suave y con pequeños flecos que silencian su vuelo, los oídos asimétricos que facilitan la localización del origen del sonido, la visión estereoscópica y de gran eficacia en condiciones de poca luz, y la posibilidad de colocar las garras con los dedos primero y cuarto hacia atrás, así como la capacidad de girar la cabeza unos 270 grados merced a contar con 14 vértebras cervicales.

 En cuanto a su estado de conservación, se encuentra el búho real asignado a la categoría de “preocupación menor” por la UICN, e incluido por la normativa española en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin atribuirle catalogación de amenazada.

Entre los factores de amenaza destacan la persecución directa, la electrocución en cables de media tensión y la colisión con alambradas. En menor medida, los atropellos y los choques con aerogeneradores.

Del origen de sus nombres, tanto el común como el científico, poco podemos decir salvo señalar su evidente carácter onomatopéyico. No obstante, indicar que Linneo describió la especie bajo otro género (de ahí que su autoría se consigne entre paréntesis), en concreto el género Strix. Esta palabra se utilizó primero en griego y luego en latín para designar a la lechuza, y a otros seres malignos y brujeriles que se creía que compartían con ella la poco edificante costumbre de alimentarse de la sangre de los niños al amparo de la noche.