lunes, 28 de agosto de 2023

AVE DEL MES agosto 2023

 

Búho real – Bubo bubo (Linnaeus, 1758)        

Inglés: Eurasian Eagle-owl

Francés: Grand-duc d'Europe

En la última carta, el tío Aurelio decía que enviaba para el pequeño un Gran Duque que había atrapado vivo en un olivar. Al leer la carta, Daniel, el Mochuelo, sintió un estremecimiento. Se figuró que su tío le enviaba, facturado, una especie de don Antonino, el marqués, con el pecho cubierto de insignias, medallas y condecoraciones. Él no sabía que los grandes duques anduvieran sueltos por los olivares y, mucho menos, que los muleros pudieran atraparlos impunemente como quien atrapa una liebre.

(Miguel Delibes, El camino)


Es el Gran Duque o búho real euroasiático un firme competidor por el título de mayor rapaz nocturna del mundo, con una envergadura que oscila entre casi metro y medio y casi dos, longitud de 60 a 75 cm, y con peso que rebasa con facilidad el par de kilos, especialmente en las subespecies más norteñas que la nuestra. No muestra más dimorfismo sexual que la diferencia de tamaño (siendo más grandes las hembras), y tampoco tienen diferencias manifiestas el plumaje juvenil.

Sus alrededor de 15 subespecies reconocidas se extienden por casi toda Eurasia, faltando en las zonas polares y en las claramente tropicales. 

Acceso a mapa de distribución:  

https://es.wikipedia.org/wiki/Bubo_bubo#/media/Archivo:BuboBuboIUCN.svg

La subespecie de la Península Ibérica es Bubo bubo hispanus Rotchschild y Hartert, 1910, de tamaño ligeramente inferior y coloración algo más pálida que las demás poblaciones europeas, asignadas a la subespecie nominal; en los Pirineos parecen ser intermedias entre ambas subespecies.

Ocupa casi cualquier hábitat, con excepción de los bosques lo bastante cerrados como para entorpecer su vuelo.


El grueso de su recurso alimentario lo constituyen los conejos allí donde abundan, y las ratas donde no; pero en mayor o menor medida caza casi de todo lo que tenga un tamaño no superior al de una liebre, ya sea de pelo, pluma o escama; tiene fama también de ser un eficaz suprerpredador, capaz de capturar a otros predadores, aunque sea en sus fases infantiles, pudiendo controlar sus poblaciones aun cuando le supongan un aporte dietético mínimo. Posiblemente el ser más odiado por las rapaces diurnas, que lo atacan con furia si lo sorprenden a la luz del sol, hasta el punto de que ha sido y es ampliamente utilizado por cazadores, alimañeros y naturalistas como señuelo para capturarlas. En la ficción de Delibes, el padre de Daniel, el Mochuelo, se sirvió del Gran Duque para atraer y abatir un milano “de más de dos metros de envergadura”, por lo que recibió una recompensa de 100 pesetas de la “Junta contra Animales Dañinos”.

Se trata de una especie monógama, altamente sedentaria y fiel a su territorio de cría incluso durante el invierno. Parece ser que la mancha blanquecina de su garganta tiene gran interés en su comunicación intraespecífica, y que señala sus territorios mediante la presencia de abundantes manchas de excrementos bajo sus posaderos habituales.

Cría casi en cualquier sitio, preferentemente amparado por roquedos y cantiles, sin construir nidos que merezcan tal nombre, ya que desova en someras depresiones efectuadas en el sustrato y ligeramente acolchadas con plumas y restos de sus propias egagrópilas, o a veces en huecos de árboles o en nidos abandonados por accipítridos o cigüeñas.

 La puesta es tempranera, generalmente se efectúa durante el invierno, y suele ser de 2 a 4 huevos de color blanco, raramente hasta media docena, los cuales son incubados por la hembra durante unos 36 días. Los pollos nacen con un plumón blanco que más tarde cambian por otro parduzco, y  pueden considerarse seminidícolas, ya que suelen darse sus buenos paseítos por los alrededores del nido antes de estar bien emplumados, confiando más en su camuflaje que en su capacidad de vuelo, no completando el desarrollo del plumaje hasta los 4 meses de vida aproximadamente.

Como características comunes a las rapaces nocturnas, podemos citar la hipermetropía, que las impide ver con claridad de cerca, y es compensada por la presencia de filoplumas táctiles en el pico y las patas, el plumaje suave y con pequeños flecos que silencian su vuelo, los oídos asimétricos que facilitan la localización del origen del sonido, la visión estereoscópica y de gran eficacia en condiciones de poca luz, y la posibilidad de colocar las garras con los dedos primero y cuarto hacia atrás, así como la capacidad de girar la cabeza unos 270 grados merced a contar con 14 vértebras cervicales.

 En cuanto a su estado de conservación, se encuentra el búho real asignado a la categoría de “preocupación menor” por la UICN, e incluido por la normativa española en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin atribuirle catalogación de amenazada.

Entre los factores de amenaza destacan la persecución directa, la electrocución en cables de media tensión y la colisión con alambradas. En menor medida, los atropellos y los choques con aerogeneradores.

Del origen de sus nombres, tanto el común como el científico, poco podemos decir salvo señalar su evidente carácter onomatopéyico. No obstante, indicar que Linneo describió la especie bajo otro género (de ahí que su autoría se consigne entre paréntesis), en concreto el género Strix. Esta palabra se utilizó primero en griego y luego en latín para designar a la lechuza, y a otros seres malignos y brujeriles que se creía que compartían con ella la poco edificante costumbre de alimentarse de la sangre de los niños al amparo de la noche.