martes, 28 de noviembre de 2023

AVE DEL MES noviembre 2023

Ánsar común Anser anser (Linnaeus, 1758)

Foto: Carlos A. Ramírez

 Inglés: Greylag goose; Francés: Oie cendrée

Con la llegada del invierno recibimos una gran cantidad de visitantes que acuden huyendo del frío de latitudes más elevadas y de las dificultades de acceso al alimento que imponen el hielo y la nieve.

Entre ellos se cuentan 50 o 100 mil ejemplares del ánsar común, ancestro y conespecífico de las razas de ocas domésticas europeas y de Asia occidental (por el contrario, las razas chinas proceden del ganso cisne, Anser cygnoides).

Tiene el ánsar común silvestre una longitud de 70 a 90 cm y una envergadura alar de 150 a 180, con un peso de hasta 4 o 5 kg. -los gansos domésticos pueden alcanzar en algunas razas los 15 kg.-; no existe dimorfismo sexual apreciable, salvo el tamaño algo mayor de los machos. 

Habita a todo lo ancho de Eurasia, y ha sido introducido en Australia.

Se trata del mayor y, con diferencia, el más numeroso de los gansos bravíos que pueden encontrarse en la Península Ibérica; en realidad sólo era también abundante el ánsar campestre –Anser fabalis-, que fue hasta mediados o poco más del siglo pasado, en los humedales de Castilla la Vieja, invernante tanto o más abundante que el común, y actualmente reducido a poco más que accidental.

La subespecie del ganso común que nos visita es la nominal, Anser anser anser, que tiene el pico con la base amarillenta, a diferencia de la subespecie oriental (A. anser rubirostris, en que es rosada, aparte de tener el plumaje en general algo más claro).

Es el ánsar común en España una especie casi exclusivamente invernante, entre octubre y febrero, aunque últimamente vienen siendo algo menos excepcionales las parejas que se quedan a criar.

Tradicionalmente han venido siendo las marismas del Guadalquivir su principal refugio de invernada en España, mientras que hacía alguna escala intermedia en las zonas de lagunas de Zamora y Palencia; desde hace unos años esta escala se ha convertido en asentamiento definitivo para toda la invernada.

Foto: Carlos A. Ramírez

Se trata de una especie monógama, con parejas de vínculo generalmente vitalicio aunque las razas domésticas son bastante más promiscuas.

La época de cría comienza en marzo o abril; para la testimonial población nidificante en España parece que empieza ya en febrero. 

Anida en el suelo, en un somero hueco algo tapizado, o, donde la humedad lo exige, sobre un acúmulo de vegetación de hasta un metro de alto. Lo suele hacer en colonias laxas, con considerable distancia entre las parejas, por lo general en la proximidad del agua y a ser posible en islas.

Saca una sola nidada al año, de 4 a 6 huevos puestos entre finales de marzo y primeros de junio, de color blanco cremoso al principio, que se va empardeciendo con el tiempo. Sólo la hembra incuba, y lo hace durante 27 a 29 días. Los anserinos nacen en ocasiones con el plumón a manchas marronuzcas y amarillas, pero pronto se vuelven de un grisáceo uniforme, incluidas las patas. Tardan  un par de meses o poco menos en echar a volar, y permanecen con sus progenitores durante todo el invierno formando grupos familiares dentro de las grandes bandadas de invernada.

Se dan casos de reproducción a los dos años de edad, si bien lo más frecuente es a los tres o cuatro. Se dice que alcanza una longevidad de 17.

Es la alimentación de los gansos silvestres básicamente vegetal, consistente en herbáceas cuya parte aérea arrancan con los dientes de sierra del pico, así como plantas flotantes y rizomas de castañuela y otras especies de Scirpus. Suele pastar formando bandadas  en prados y campos de cultivo, cuidándose bien de hacerlo en zonas despejadas donde pueda divisar desde lejos los peligros; el daño que hace a los cereales en sus zonas de invernada no parece ser grave, al no desarraigar las plantas, que mantienen su capacidad de rebrote, y la pérdida probablemente se compense, incluso con creces, por el efecto fertilizante de su guano. Mayores daños son los que causan en los humedales sobre la castañuela y ciperáceas afines, hasta el punto de que en las lagunas de Villafáfila ha sido necesario protegerlas con mallas para evitar su exterminio.

Se alimenta generalmente durante el día, aunque puede hacerlo a veces en noches claras, cuando ha sido demasiado importunado en las horas de luz.

La tendencia poblacional es creciente, estimándose en un millón o algo más de parejas la población mundial, mientras que la europea se ha recuperado de una demografía catastrófica en los años 70 a las actualmente estimadas entre  259.000 y 427.000 parejas. No obstante, en los últimos años estos aumentos no se aprecian en España debido a que se está consolidando al parecer la tendencia a invernar en buena parte más al norte, fundamentalmente en Holanda, donde se concentra más del 50% de la población de Europa Occidental, mientras que la Península Ibérica, que antaño acogía la invernada de prácticamente toda la población de esa área, parece recibir ahora sólo al 20% .

Es especie cazable en España y calificada como de “preocupación menor” en la Lista Roja de la UICN, que la considera de población creciente, y estima, con datos de 2015, una población mundial de un millón a 1.100.000 individuos.

La especie fue descrita por Linneo bajo la denominación de Anas anser en la décima edición del Systema Naturae; mientras que el género Anser fue establecido en 1760 por el zoólogo francés Mathurin Jacques Brisson.