martes, 25 de febrero de 2025

AVE DEL MES febrero 2025

Búho campestre 
Asio flammeus (Pontoppidan, 1763) 
Inglés: Short-eared Owl 
Francés: Hibou de marais 



El búho campestre, también llamado lechuza campestre, aunque de forma impropia si por “lechuza” entendemos los miembros de la familia de las Titónidas, ya que la que ocupa estas líneas es perteneciente a la de las Estrígidas, que incluye a los verdaderos búhos, cárabos y mochuelos, entre otros. 
Foto: Carlos A. Ramírez
Es especie casi cosmopolita, de la cual se han descrito unas 10 subespecies, de las cuales la nominal es la que aparece por aquí y por el resto del Holártico. Otras subespecies pululan por diversos sitios de América del Sur y en archipiélagos tanto del Atlántico como del Pacífico. De tamaño un pelín más grande que el búho chico, y de hechuras más largas que la lechuza común pero algo más ligera, o quizá sea más gráfico decir que tiene un tamaño intermedio entre la paloma bravía y la torcaz. Unos 35-40 cm de longitud, envergadura que tira un poco más al metro y pico que al metro escaso, y alrededor de 300 gramos, siendo los machos algo menores que las hembras. Aunque de hábitos mayormente crepusculares y nocturnos, es fácil de ver durante el día, mostrando su vuelo amariposado, algo errático, con batidos profundos de alas, que muestran una zona de matiz amarillento en la base de las primarias, contrastando con manchas negras en sus puntas y en las cobertoras primarias, y manteniendo las alas a veces en forma de V abierta, a diferencia de su congénere el búho chico, del que también discrepa por rechazar los hábitats arbolados. Es animal un tanto apátrida y errabundo, aficionado a nomadear para detenerse a criar dondequiera que encuentre plaga de lemmings o topillos, y después marcharse con la música a otra parte. Hasta hace unas décadas, en España era sólo, o casi sólo, invernante, hasta que desde los años 90 se viene aquerenciando a criar sobre todo en la submeseta Norte, en especial en Tierra de Campos, con números bastante fluctuantes, en paralelo con la aparición de plagas de topillo campesino (Microtus arvalis).
Se le puede ver durante la invernada en dormideros comunales y cazando en grupos, mientras que llegando la época de cría se vuelve arisco y territorial. Se pone a criar generalmente en primavera, pero a veces en pleno invierno, incluso en enero, si la abundancia de alimento aconseja aprovechar la ocasión, que la pintan calva. Anida en el suelo, al abrigo de cualquier matita o terrón y el nido es una pequeña escarbadura sobre la que acumula hierbas o ramillas; tiene un tamaño de puesta de 4 a 8 huevos, bastante grande en comparación con otras estrígidas de su tamaño, y en contrapartida una esperanza de vida baja, con una tasa de supervivencia anual en los adultos que probablemente no supere el 50%. Las longevidades máximas conocidas en cautividad son de 15 años. 
Foto: Javier Macías
Foto: Javier Macías


Los huevos son blancos y puestos a intervalos de un día o dos, y son incubados por la hembra desde el principio, de modo que la eclosión es asíncrona y con bastante diferencia entre los hermanos mayores y los menores. Los pollos crecen rápido, abandonan el nido con un par de semanas, todavía sin emplumar; siguen necesitando por tanto la alimentación parental, y vienen a echar sus primeros vuelos con tres semanas y pico de edad o cuatro, con un plumaje poco diferente del de los adultos, si acaso un poco más oscuro. Alcanzarán la potencialidad reproductora a la edad de un año.
Foto: Carlos A. Ramírez


Para la Lista Roja de la UICN tiene la consideración de “preocupación menor”, aunque le atribuye tendencia decreciente, con estimación mundial de 1.200.000 a 2.100.000 adultos. En España está protegida por el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.

Su nombre específico, flammeus, alude a las tonalidades amarillentas, como de llamas, de su plumaje. Asio-onis es el nombre que ya autores clásicos como Plinio utilizaban para designar al búho chico.