viernes, 6 de abril de 2018

AVE DEL MES: Herrerillo común


Herrerillo común – Cyanistes caeruleus (Linnaeus, 1758)

Inglés: Eurasian Blue Tit
Francés: Mésange bleue

Nuestro protagonista de este mes es un pequeño pajarillo de la familia Paridae, que podemos encontrar todo el año, siempre en zonas arboladas, preferentemente de frondosas, tanto esclerófilas como caducifolias, ya sean bosques cerrados, dehesas, sotos, huertas o jardines urbanos.

Su longitud en promedio viene a ser 11,5 cm (aproximadamente 1/5 menor que la del gorrión común), y su peso de alrededor de 10 gramos.

Ambos sexos son parecidos, mientras que los juveniles identifican por tonalidad amarillenta en la cara, ausencia de banda negra en la zona de la garganta y color algo más apagado.

De las diversas subespecies descritas, encontramos en España las siguientes
C. c. balearicus, presente en Mallorca
C. c. caeruleus, en el tercio norte de la Península Ibérica, Sicilia, norte de Turquía y los Urales.
C. c. ogilastrae, centro y sur de la Península Ibérica, Córcega y Cerdeña.

El herrerillo común se extiende por prácticamente toda Europa y extremo occidental de Asia, mientras que los herrerillos canarios y norteafricanos tienden a separarse actualmente en una especie distinta (Cyanistes caeruleus teneriffae).

Las poblaciones ibéricas son sedentarias. En invernada se suman efectivos invernantes del resto de Europa.

Se trata de un insectívoro no estricto, ya que complementa su dieta picoteando brotes y frutos, sobre todo en invierno.

La parte principal de su alimentación está constituida por coleópteros, si bien en primavera adquieren considerable proporción las orugas de lepidópteros, hasta el punto de que viene a sincronizar el momento de mayor abundancia y tamaño de orugas con las mayores necesidades de la pollada, hacia sus 10 días de vida. A los polluelos de primeros días los alimentan (ambos progenitores) en gran medida de pequeñas arañas.

Busca su alimento de preferencia en la parte exterior de las ramas de los árboles, sobre ramillas finas y hojas, a menudo colgando de las ramillas y realizando todo tipo de acrobacias.



En la época de reproducción defiende territorios de aproximadamente media hectárea, mientras que en invierno suele agruparse en pequeños grupos con otros páridos, mitos, mosquiteros o reyezuelos.

Como todas las especies de páridos, es de anidación troglodita, ocupando preferentemente huecos de árboles, si bien acepta cualquier otro tipo de oquedad al parecer con mayor facilidad que otros miembros de la familia.
La predilección con que ocupa las cajas nido ha facilitado desde hace varias décadas la realización de numerosos estudios sobre su reproducción.


Suele criar una pollada al año si bien hay poblaciones en Europa que parecen criar dos. Pasa por ser el ave europea de nidadas más numerosas, estando el promedio de las puestas en 9 o 10 huevos, pudiendo llegar a 17 o más.
El nido es construido por la hembra, generalmente en forma de acúmulo de musgo y restos vegetales en el fondo de la oquedad, el colocado en forma más o menos de tazón, para después forrarlo por dentro con pelos, lana, plumas y telarañas.

La puesta es incubada en exclusiva por la hembra. Los huevos se depositan a razón de uno al día, y la incubación empieza cuando faltan algunos por poner, de forma que suele haber unos tres polluelos más pequeños en cada puesta, lo cual puede ser un “seguro” para caso de que haya carestía alimenticia durante los primeros días de la ceba. Los polluelos vuelan a las tres semanas de edad.

Se ha comprobado también que un cierto porcentaje de machos son polígamos (el 20% en las poblaciones estudiadas), así como un cierto grado de promiscuidad, con un 10% o algo más de polluelos de padre distinto al putativo (nada raro, por otra parte, en las especies supuestamente monógamas).
Asimismo resulta relativamente habitual el nidoparasitismo de herrerillo común sobre nidos de carbonero común y viceversa, apareciendo polladas mixtas. Los estudios efectuados sobre individuos criados por la especie ajena indican que, tras aprender los usos y costumbres de sus padres adoptivos, se recuperan de su confusión identitaria en el caso de los herrerillos sin gran problema, mientras que, al parecer, los carboneros criados por herrerillos continúan creyéndose herrerillos durante toda su vida, con serias dificultades o imposibilidad para llegar a reproducirse con sus conespecíficos.




Se cree que la población del herrerillo común está en aumento, estimándose el total de Europa en 30 a 50 millones de parejas. La UICN lo conceptúa como “least concern”, es decir, preocupación menor.
Para la legislación española es especie incluida en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, sin catalogar como amenazada.
Entre sus amenazas destacan el envenenamiento con insecticidas usados para combatir las plagas de orugas forestales, como el diflubenzurón, y la escasez de huecos para anidar, paliado por la colocación masiva de cajas nido por parte de la administración forestal en España desde finales de los años 60.



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