Domingo por la mañana, de nuevo en el CTRU con la Campaña de Gaviotas. La diferencia de esta jornada es que teníamos encima un anticiclón con lo que ello significa, temperaturas moderadas, falta de viento y niebla matutina. Así que entramos aún de noche y con una importante niebla que impedía la visión de forma bastante importante. Colocamos una batería de diez trampas en el vaso, luego cuatro en la zona de la prensa y por último tres cerca del compost. Aprovechamos para lavar los bidones del cebo y nos fuimos a tomar café, al pasar por la prensa, sorpresa, la primera gaviota reidora (Larus ridibundus) de la jornada, lo sorprendente es que apenas habían bajado a comer.
Detalle de una gaviota reidora (Larus ridibundus) adulta con restos de la muda en la cabeza. |
Se trataba de un adulto aun con restos de la cabeza negra. La anillamos después del café, la niebla se había levantado y estaba todo muy tranquilo. Aprovechamos para intentar leer alguna anilla, pero sólo pudimos leer una de una cigüeña blanca (Ciconia ciconia), pudimos ver tres más con anillas tipo ELSA, pero no logramos leerlas.
Como había pasado el tiempo habitual, aunque no habíamos visto bajar las gaviotas en la zona del vaso, decidimos subir a ver no fuese que hubiese alguna enganchada, para no dejarla demasiado tiempo atada.
Adulto de Gaviota sombría (Larus fuscus). |
Al llegar a la zona de las trampas, sorpresa, en la primera una sombría, pero no fue sólo eso, en la siguiente dos, en la siguiente otra, en las dos siguientes una reidora en cada una. Como pensábamos que no había nada, no subimos bolsas suficientes. Ya las teníamos llenas, además de una reidora en una mano y otra en un bolsillo, sólo nos quedaba una trampa que revisar, no se movía nada, pero siempre conviene acercarse a comprobarlo. Y menos mal que nos acercamos, no había una sombría, ni dos, había tres sombría en la misma trampa, estaban atrapadas en varios hilos, se habían retorcido, tuvimos que cortar un hilo para poder soltarlas.
Gaviota sombría recién liberada. |
Al final, lo que parecía una mañana insulsa, en la que nos íbamos a marchar para casa con la reidora tonta de primera hora, no estuvo nada mal.
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